Los neoyorquinos votaban hoy para elegir al sucesor del multimillonario Michael Bloomberg al frente de la alcaldía de la ciudad, un cargo que parece reservado de antemano al demócrata de izquierda Bill de Blasio, el gran favorito según sondeos. Casado con una afroamericana exlesbiana y poeta seis años mayor que él y padre de dos hijos adolescentes –Chiara y Dante, quien luce un gran peinado afro–, De Blasio se presenta como un “progresista”, padre de una familia moderna y en las antípodas del actual alcalde. Por ello, Bloomberg lo acusó de llevar a cabo una campaña racista y de guerra de clases, en la que está utilizando a su familia para ganar apoyos. Eso sin contar las naturales fuertes críticas del otro aspirante a la alcaldía, el republicano Joseph Lhota, que está relegado en las encuestas. De Blasio ha convertido a las desigualdades en su gran caballito de batalla. Si bien es una de las ciudades con más multimillonarios en el mundo, el 21% de la población de Nueva York vive bajo el umbral de la pobreza. “Creo que la gente de esta ciudad sabe que muchos neoyorquinos luchan para tratar de llegar a fin de mes. Necesitamos hacer un cambio progresista muy serio y alejarnos de las políticas de la era Bloomberg”, dijo el candidato demócrata tras votar en el barrio de Park Slope, en Brooklyn, acompañado de su familia. Entre las propuestas de De Blasio se encuentra la de aumentar los impuestos a los neoyorquinos ricos para financiar el jardín de infantes a partir de los 4 años, la construcción de 200,000 viviendas sociales y el mantenimiento de los hospitales barriales. Para los 2.3 millones de hispanos que viven en Nueva York, la llegada de De Blasio a la alcaldía debería ser beneficiosa, ya que se trata de un político con sensibilidad por América Latina, que habla español y conoce la región. De Blasio fue de joven un admirador de la revolución lanzada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) nicaragüense que en 1979 derrocó al régimen dictatorial de Anastasio Somoza. Para sus críticos, los momentos más polémicos de su vida tuvieron lugar en 1988, cuando visitó Nicaragua para entregar ayuda de una organización izquierdista estadounidense. En aquella época, De Blasio tenía 26 años y el Gobierno sandinista afrontaba a la guerrilla de la “contra”, que estaba apoyada de forma ilegal por la administración del entonces presidente de EEUU, el republicano Ronald Reagan. Tras volver de ese país, siguió respaldando a los sandinistas colaborando con un grupo llamado Red de Solidaridad con Nicaragua, aunque luego se fue desvinculando progresivamente, según ha dicho porque estaba desencantado por cómo el Gobierno sandinista trataba a la oposición y la prensa. Además, De Blasio pasó parte de su luna de miel en Cuba, en violación de la prohibición de viajar al país caribeño que entonces existía en Estados Unidos. El candidato demócrata, de origen italiano por el lado materno y cuyo padre –de ascendencia alemana– se suicidó, ha sido concejal municipal de Brooklyn (2002-2009) y exdirector de campaña de Hillary Clinton para el Senado en 2000.
Bill de Blasio, el marido de una exlesbiana, es favorito a ser el alcalde de Nueva York
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