Las fuertes bajas de la lira turca en la semana se potenciaron luego de que la consultora Moody’s redujera la calificación a 20 instituciones financieras de Turquía. El rand sudafricano cae 2 por ciento y acumula 9 puntos en agosto. También retroceden el real brasileño, el peso mexicano y el peso argentino.
La lira turca volvió a caer este jueves luego de que la consultora Moody’s redujera la calificación para 20 instituciones financieras de Turquía, un nuevo golpe para la moneda que de desplomó a mediados de agosto y motivó una fuerte respuesta del gobierno que parecía haber renovado la estabilidad.
La divisa se cotizaba a 6,76 unidades por dólar, un caída del 5% con respecto al miércoles, cuando cerró a 6,46 con una depreciación del 3%. De esta manera, lleva acumulando caídas importantes desde el lunes, cuando comenzó la semana con un retroceso del 2%.
La lira aún se mantiene lejos de su pico histórico de 7,24 registrado a mediados de mes, sin embargo. Hasta el momento, la devaluación registrada en agosto llega al 25% y en lo que va del año acumula un 40%.
En ese momento, luego de que la moneda rompiera la barrera de las 7 unidades por dólar, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan intervino con un paquete de medidas que incluyó la inyección de 6.500 millones de dólares en el mercado
La movida funcionó, la lira se apreció fuertemente y Turquía pareció estabilizarse, ayudada por una cuatro días de festividades musulmanes enmarcadas en el Kurban Bayrami, que paralizaron a los mercados.
Pero esta semana se reanudó el desplome, potenciado por el informe de Moody’s que cita «el aumento sustancial del riesgo de un escenario negativo de financiamiento, donde el deterioro de las expectativas de los inversores limite el acceso a financiamiento», como indicó el periódico Business Insider.
«Los bancos turcos son muy dependientes del financiamiento en moneda extranjera», agregó. La publicación del reporte también llevó a una caída el miércoles de la bolsa de un 0,6%, que incluyó bajas del 1,1% entre los bancos.
Los problemas financieros en Turquía llevan años, pero el colapso actual tiene su origen en dos medidas recientes de Estados Unidos. En primer lugar, la implementación de fuertes tarifas por parte de Washington a las importaciones de acero y aluminio de varios países del mundo, y que afectaron a Ankara.
Y en segundo lugar el anuncio a comienzos de agosto de la imposición de sanciones económicas sobre Turquía por su negativa a liberar al pastor estadounidense Andrew Bunson, a quien Ankara acusa de apoyar a fuerzas opositoras al gobierno de Erdogan.