El objetivo no es otro que denunciar la complicidad de la comunidad internacional sobre los abusos y atentados que comete diariamente la entidad sionista de Israel
Con la presente se intenta hacer partícipe de la campaña “El Silencio mata. Solidaridad con los campesinos palestinos de la Franja de Gaza” a todas las personas que se sientan identificadas con este mensaje; el objetivo no es otro que denunciar la complicidad de la comunidad internacional sobre los abusos y atentados que contra los campesinos de Gaza comete diariamente la entidad sionista de Israel de manera indiscriminada y bajo el amparo del paraguas del silencio.
Entendemos que la colaboración en la misma merece una contrapartida en forma de explicación sobre la situación que se denuncia, para que no se trate sólo de un apoyo puntual sino para que la participación, además de consciente, derive en una implicación en esta campaña continuada y real, pudiendo tomar muchas formas, todas legítimas.
Israel decretó en 2005 el establecimiento de una zona de seguridad entre Gaza y los territorios ocupados, todos palestinos. Esta amortización ilegal de tierras, escondida bajo el eufemismo de amortiguación, impide a sus propietarios legítimos la libre disposición de las mismas negándoles la posibilidad de trabajarlas y poder extraer de ellas los frutos que permitan su supervivencia, en un territorio cercado como es el de la Franja de Gaza, al que se impide la entrada de todo tipo de productos, con la única intención de obligar a los palestinos a dejar sus tierras y facilitar la expansión imperialista del estado terrorista de Israel.
Esta decisión unilateral de la entidad sionista supuso en 2005 el establecimiento de una valla de separación en la buffer zone, un territorio que no se corresponde con ninguna de las fronteras establecidas en los múltiples acuerdos que han mediado a lo largo de la deriva del conflicto protagonizado por Israel contra los palestinos. Se trata de una franja de unos 300 metros de ancho, que en algunas zonas como en Erez alcanza los 1´5 Km., establecida más allá de los territorios palestinos ocupados y que supone en torno al 35 % de las tierras de cultivo de Gaza.
Desde el levantamiento de la valla, otro muro vergonzoso no de hormigón sino de concertina barbada, hasta 2012 no se podía acceder al perímetro de seguridad, prohibición que los soldados israelíes se encargaban de hacer cumplir disparando con fuego real a toda persona que se atreviera a infringir su decisión.
En los acuerdos de alto el fuego que siguieron a la operación “Pilar Defensivo” se planteó la necesidad de que los campesinos pudieran entrar en esta zona, que se convertido en una reivindicación del gobierno de Gaza. Consideramos necesario reseñar que esta operación militar, también denominada “Columna de Nube”, puesta en marcha por Israel en Noviembre de 2012 contra las instalaciones administrativas y militares de Hamas en la Franja de Gaza se materializó en ataques indiscriminados contra el conjunto de la población y el territorio, con consecuencias muy negativas para los gazatíes que quieren, de forma mayoritaria, vivir de forma autónoma y no condicionar sus vidas a la llegada de ayuda humanitaria: la tierra palestina ha sido siempre suficiente, por su riqueza, para mantener a su población, que cuenta con los medios, fuerza y conocimientos para trabajarla.
No se llegó a un acuerdo que permitiera el acceso de los campesinos a esta zona, en la Mesa de Negociación de El Cairo sólo se determinó que Israel dejaría de bombardear Gaza siempre y cuando Hamas impidiese cualquier ataque por parte del amplio movimiento de resistencia palestino, coartando de esta forma la capacidad de defensa y protesta desde dentro, en un intento de extender la práctica ya asentada en Cisjordania, y aplicada por la Autoridad Palestina, de convertir a los palestinos en sujeto y objeto de la represión israelí.
Hasta 2012 los campesinos sólo podían trabajar a partir de los 300 m., estando vetada la entrada de maquinaria agrícola hasta los 500 m., aunque en realidad los ataques se producían incluso a 1 Km. de la valla. Los acuerdos de 2012 entre Hamas y la entidad sionista establecieron la entrada de maquinaria a partir de los 300m. y de campesinos a partir de los 100 m.; sin embargo, y de acuerdo con la dinámica de Israel de no cumplir lo que firma, los ataques incrementaron y se extendieron hasta los 800-900 m., espacio en el que además de tierras de cultivo se encuentran viviendas.
La participación activa frente a esta situación planteada por Unadikum implica el desarrollo de la labor de escudo humano por parte de brigadistas con el objetivo de evitar que los campesinos sean disparados a partir de los 300 m. determinados por los acuerdos de El Cairo de 2012.
La convulsa situación en la que se encontraba sumida Egipto, y que se prolonga hasta nuestros días, impidió el desarrollo de los acuerdos sobre la buffer zone; sin embargo, frente a esta paralización incompatible con el desarrollo de la existencia humana, porque a pesar y frente a todo la vida en Gaza se abre paso, los campesinos decidieron entrar en sus tierras el 23 de noviembre, dos días después de que cesaran, sobre el papel, los ataques israelíes; el 24 de noviembre los militares israelíes cruzan la valla causando 14 heridos y asesinando al campesino Anwar Abdul Hadi Qudaih, de 20 años, en la zona de Khan Younis. Hamas intervino intentando evitar por la fuerza que los campesinos entraran en sus tierras, con el objetivo de evitar, en una postura muy criticada por los palestinos y que restó importantes apoyos al gobierno, que Israel interpretase la entrada en las tierras de cultivo como una violación del alto el fuego, realidad que los campesinos conocían y que estaban dispuestos a asumir.
El 25 de noviembre comienzan a llegar los internacionales, que en señal de protesta intentan alcanzar la valla, acción rechazada por Hamas. Desde entonces las Brigadas Internacionales Unadikum continúan con la labor de protección a los campesinos, consiguiendo que éstos trabajen desde los 100 m. a pesar de la intimidación y agresión constante a la que son sometidos por los soldados israelíes desde la valla, aunque en ocasiones no dudan en adentrarse más allá de su propia barrera.
La labor desarrollada por los brigadistas, siempre por iniciativa de los campesinos y junto a ellos, ha permitido la recuperación de parte de las tierras de cultivo. Los campesinos sólo pueden trabajar con presencia de internacionales que realicen la labor de escudos humanos, que lamentablemente sólo es desarrollada por las Brigadas Internacionales Unadikum.
Sin embargo, los ataques por parte de la entidad sionista en la buffer zone son continuos. El difícil contexto determinado por el Golpe de Estado protagonizado por el ejército en Egipto no ha hecho más que empeorar la situación, pues el miedo, que es muy legítimo y libre, generado por la inestabilidad en el Sinaí ha provocado una menor afluencia de internacionales que, consecuentemente, ha mermado la efectividad de la labor que vienen desarrollando las Brigadas Internacionales Unadikum.
La campaña “El Silencio mata. Solidaridad con los campesinos palestinos de la Franja de Gaza” pretende denunciar y hacer frente a esta realidad señalando a sus responsables políticos, la comunidad internacional que, conocedora de la situación guarda silencio lo que permite a Israel actuar impunemente contra los campesinos en Gaza. La implicación en esta denuncia es necesaria y vital para los campesinos en Gaza y puede ir desde la difusión en diferentes modos del apoyo a la misma hasta la implicación activa mediante la participación en las Brigadas Internacionales Unadikum.