Las visitas que la gobernadora María Eugenia Vidal le hizo en los últimos días tanto a Carrió como a Stolbizer dejaron en evidencia la decisión de poner en el tablero electoral del oficialismo bonaerense a dos figuras de peso y ganar terreno frente a un posible competidor como Sergio Massa, líder del Frente Renovador y quien salió primero en las legislativas del 2013, con el 43,92 por ciento de los votos. Stolbizer, que al igual que Carrió y Massa, termina su mandato de diputada nacional el año próximo, ya avisó que no volverá a competir por una banca en la cámara baja y aseguró que todavía «ningún escenario» está descartado porque las negociaciones electorales aún no se iniciaron con ninguna fuerza. Sin embargo, con el argumento de que ambos comparten ese «espacio intermedio» entre el oficialismo y la oposición dura, Stolbizer dio repetidas muestras de acercamiento a Massa, quien a su vez aprovecha las fotos con la referente del GEN para tomar cierta distancia de la interna por la recomposición del peronismo. Consciente de su reposicionamiento mediático a partir de sus denuncias contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Stolbizer deja correr las especulaciones en cuanto a cuál será su táctica electoral el año próximo, mientras el GEN bonaerense alienta una eventual alianza con el massismo, al igual que Libres del Sur, socio en Progresistas. De todas formas, la relación Vidal-Stolbizer y la simpatía que el intendente Jorge Macri profesó por Margarita fue leído por algunos operadores políticos como un coqueteo electoral que puso en alerta a Carrió, quien -según especularon en el propio Cambiemos- salió a marcar la cancha y denunció al jefe de la policía bonaerense, Pablo Bressi, por supuestos vínculos con el narcotráfico. Rápida de reflejos, Vidal se trasladó en helicóptero hasta la casa de «Lilita» y selló la paz con quien es considerada una pieza clave en la estructura de Cambiemos, luego de asegurarle que no mantendría en su gobierno a nadie que cometiera delitos. Un sector del macrismo considera a Carrió candidata natural para liderar la nómina de diputados nacionales por la Capital Federal y neutralizar las posibles aspiraciones del embajador en Estados Unidos, Martín Lousteau, de buscar reconquistar al electorado porteño que lo dejó a pocos puntos detrás de Horacio Rodríguez Larreta en la pelea del año pasado por la jefatura de la ciudad. Con todo, una semana después, el miércoles último, la gobernadora bonaerense visitó en su domicilio de Castelar a Stolbizer y, pese a que la diputada del GEN enmarcó el encuentro en la «cordial relación» que ambas mantienen, cobraron fuerza otra vez las conjeturas sobre un acuerdo electoral a futuro. Casi en simultáneo, Carrió volvió a ocupar el centro de la escena mediática con sus denuncias contra la gestión del ex gobernador Daniel Scioli y con un enfático pedido al gobierno de Mauricio Macri para que deje sin efecto el aumento de tarifas de los servicios públicos. La puja por el armado hacia el 2017 en la alianza gobernante incluye otro condimento: el malestar de un sector del radicalismo (principal socio en la alianza gobernante) con el PRO por la decisión «inconsulta» de María Eugenia Vidal de incluir a sectores del peronismo no kirchnerista a Cambiemos con el objetivo de ampliar su base electoral de cara al decisivo test electoral del año próximo. La UCR ya avisó que competirá en las PASO de Cambiemos con candidatos propios y el neurocirujano Facundo Manes aparece como el nombre para encabezar la lista de senadores nacionales, impulsado por el sector que se referencia en el ex titular de la UCR y principal arquitecto de Cambiemos, Ernesto Sanz. «Margarita y Lilita están jugando su guerra de egos, nosotros tenemos claro que competiremos con los mejores hombres y mujeres para hacer nuestro aporte al gobierno nacional y provincial», dijo un operador radical a Télam, quien remarcó la «dependencia» que tiene el macrismo de la estructura territorial, que aunque algo mengua
Carrió y Stolbizer van por el Senado de Buenos Aires
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