El fiscal que investiga el crimen de Erica Soriano, la mujer embarazada que desapareció en agosto de 2010 en el partido bonaerense de Lanús, pidió que se mantenga con prisión preventiva a su pareja Daniel Lagostena y que se eleve la causa a juicio oral por «homicidio calificado y aborto en contexto de violencia familiar». En un escrito que presentó el miércoles, el fiscal de Lomas de Zamora Gerardo Loureyro consideró que, a su criterio, está concluida la etapa de instrucción y que se debe elevar el expediente a juicio con Lagostena (54) como único acusado por el crimen de su pareja. El pedido será analizado por el juez de Garantías 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, quien convocó para el viernes a las 12 a las partes para que expongan en una audiencia oral y pública sus argumentos. Además de Loureyro, estará presente uno de los abogados del imputado, Guillermo Bernard Crissand, quien días atrás solicitó la excarcelación de su cliente y el viernes expondrá sus argumentos. Tras la audiencia, el magistrado cuenta con cinco días corridos para resolver la situación del detenido. Lagostena está preso desde el 1 de mayo a pedido del fiscal Loureyro, luego de que surgieran nuevos elementos de prueba a partir del análisis de los llamados telefónicos y de la conducta inusual que mantuvo tras la desaparición de Erica (30). El hombre fue apresado en la vivienda en la que residía junto a la víctima, situada en Coronel Santiago 1433, de Lanús. Según consta en el expediente, el 20 de agosto de 2010, Soriano y Lagostena regresaban del ginecólogo y a las 22.13 la mujer recibió el llamado de una amiga y le dijo que estaba yendo con su pareja hacia su casa en auto. Esta llamada fue el último contacto que tuvo la mujer con su entorno social en momentos que se encontraba en compañía de Lagostena. Cerca de la medianoche, Lagostena comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual, determinaron los pesquisas. Alrededor de las 5 del día siguiente, un teléfono celular a nombre de la madre del joven registró llamadas salientes en el centro porteño y la Costanera Norte, en esta Capital Federal, y luego se activó en Lanús, cerca de la casa del joven y su madre. Una fuente judicial explicó a Télam que se cree que esas llamadas se efectuaron en el lapso durante el cual se hizo desaparecer el cuerpo de Soriano. Si bien Lagostena dijo que solamente tenía un teléfono celular a nombre suyo, luego se comprobó que tenía cuatro celulares activos. Además, como nuevo elemento de prueba, se detectó que cuando la pareja se dirigía a su domicilio en Lanús «ya se encontraba una persona no identificada al día de la fecha, quien utiliza el teléfono de línea, realizando una llamada en el horario de 22.01». Otro dato valorado por los pesquisas fue que cuando la familia de Soriano concurrió a su casa con la Policía para saber sobre ella, encontró allí la ropa con la que Lagostena dijo que había salido hacia lo de su madre tras mantener una discusión con él, su cartera con todas sus pertenencias, excepto el celular, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo. Peritos que buscaron rastros en la casa hallaron la chimenea caliente y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que el imputado quemó allí la ropa de su pareja. También se encontró una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer. Esta prueba coincide con el testimonio de una testigo de identidad reservada que declaró que «el día del hecho Daniel y Erica discutieron y por tal motivo le pegó un ‘sopapo’, ella se cayó y se golpeó la cabeza contra una mesada». Además, los investigadores tomaron como una prueba importante que Lagostena tenía vínculos con propietarios y empleados del rubro funerario que le podrían haber encargado la cremación del ca
Caso Soriano: piden prisión preventiva para Lagostena
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