Las
crisis
convulsivas o epilépticas
son, tal vez, uno de los cuadros más
angustiantes para quien acompaña a la víctima.
Existen varias formas de crisis, pero la más característica se
produce de manera súbita. A veces, el paciente tiene alguna
sensación que "le avisa que se aproxima una crisis", lo que se
conoce como "aura epiléptica".
El individuo puede emitir un grito y caer al suelo, perdiendo el
conocimiento, donde queda rígido por pocos segundos y luego
comienzan a producirse movimientos en todo su cuerpo. A este
período, que puede durar normalmente entre 5 y 7 minutos, le
sigue uno de relajación, donde puede verse espuma rosada
saliendo de su boca, puede haber emisión involuntaria de orina y
el paciente entra en un sueño profundo. Quien padece las crisis
nunca recuerda nada de lo ocurrido.
Existen muchas causas de crisis y, una muy frecuente, es la
convulsión febril, que
solamente ocurre en los niños entre los 3 meses y los 5 años,
asociadas a fiebres de cualquier tipo. Es en estas situaciones
donde deben tomarse precauciones ante cualquier aumento de
temperatura, para evitar un nuevo episodio.
Si usted se encuentra ante un caso de
crisis convulsiva, tenga en cuenta que:
No debe perder la calma,
Asegúrese de que la víctima no se golpee (coloque
elementos acolchados, sobre todo
protegiendo la cabeza),
Colabore con el personal del
Servicio de Emergencias y Urgencias.
Debe Evaluar:
El
tiempo que dura la crisis,
Si
tiene antecedentes de convulsiones,
Si
consume drogas o alcohol,
Si tuvo
traumatismo de cráneo reciente?,
Si toma
algún tipo de medicación.
Mientras Llega la Asistencia, Deberá:
Proteger a la víctima de golpes
No intentar abrir su boca
o colocar elementos en ella,
Si vomita, colocar su
cuerpo de costado,
Permitirle dormir, una vez que haya terminado la crisis,
No abandonar al paciente.
Si observa más reacciones,
vuelva a llamar al Servicio de
Emergencias y Urgencias.
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