La potencia asiática dará en la medianoche del domingo la bienvenida al «mono de fuego», una derivada del signo del «mono» que sólo ocurre cada 60 años y que para los chinos es señal de buena suerte, además de que los nacidos bajo su influjo se presuponen listos y triunfadores en la vida. Un brillante pronóstico en las antípodas del de la «cabra», uno de los signos con peor reputación en la civilización oriental, y al que algunos expertos atribuyeron la bajada de nacimientos en China en 2015, hasta un 1,89 por ciento interanual, la primera en cinco años, según un cable de EFE. El Gobierno chino lleva ya unos años eliminando gradualmente la draconiana política del hijo único, que desde la década de 1980 prohibió a las familias tener dos niños, y que ha dejado como legado un agudo problema de envejecimiento de la población y una peligrosa desproporción entre hombres y mujeres. Pero aunque desde 2013 cualquier matrimonio donde uno de los cónyuges no tuviera hermanos puede ir «por la parejita», las solicitudes han sido mucho más bajas de lo esperado y en 2014, por ejemplo, sólo un millón de parejas solicitaron tener un segundo hijo, la mitad de lo que habían pronosticado las autoridades. Al margen de supersticiones, las razones que exponen los padres potenciales para frenar la progenie son más bien prácticas, como la presión laboral, la incertidumbre sobre el futuro, el mayor confort tras décadas de escasez o, simplemente, la costumbre de haberse criado en soledad. Por eso la nación más poblada del mundo intenta persuadir a esa generación nacida bajo restricciones demográficas de los beneficios de aumentar la descendencia, y, si el año pasado la prensa oficial china le hizo propaganda a la «cabra», éste ensalza las virtudes del «mono». La agencia oficial Xinhua se suma a otros medios oficiales que han destacado en los últimos días las ventajas del «mono» sobre la «cabra». «El mono es favorecido por muchos padres, porque creen que los bebés nacidos este año serán enérgicos, sociales, seguros en sí mismos, listos e innovadores», reza el artículo de Xinhua. Una plétora de cualidades que muchas mujeres en edad de engendrar no parecen tener ya muy en cuenta, como Lin Ran, de 26 años, recién casada y quien dice a Efe que «le da igual cuándo» tener hijos, o Violeta, un año mayor, quien confiesa que ni siquiera «sabía que el mono era tan popular». La farmacéutica Fang Fang, de la misma edad, indica en cambio a EFE que sí planea tener un bebé este año, «pero no por el ‘mono’, sino porque mis familiares me están metiendo prisa», mientras Wang Sikun admite, a sus 29, que aunque «no me importa cuándo nazca, lo intentaremos por mi abuela, que es ‘mono’ y quiere que haya otro». Sea o no por el influjo del «mono», el Gobierno chino espera que con la entrada en vigor de la «política de los dos hijos» nazcan este año alrededor de un millón de niños más, y con ello se llegue a los 17 millones de bebés anuales, una cifra que el país aún no ha conseguido alcanzar en lo que va de siglo.
China espera que el año del «Mono de Fuego» traiga más nacimientos al país asiático
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