El Pokémon Go «podría resultar motivador» en casos de trastornos de ánimo, pero la actividad se puede convertir en una adicción si el jugador experimenta ansiedad marcada y persistente, pérdida de control, y problemas a nivel laboral y socio-afectivos, advirtió el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta). «Diversos indicios podrían responder al interrogante de si el juego se volvió una adicción para el jugador o no», aseguró Gabriela Martínez Castro, directora del Ceeta, a través de un informe que señala entre otros factores al malestar intenso; angustia e irritabilidad si no se logra conectar o acceder a la app; pérdida de control; necesidad urgente de re-chequear el celular o la tablet; y hasta taquicardia. «Cuando la ansiedad comienza a ser marcada, generando una necesidad urgente por jugar sin pensar en sus consecuencias y se pierde el control fácilmente. O cuando el juego regla y modifica la vida del jugador, trayéndole problemas a nivel laboral y socio-afectivos», precisó la especialista. No obstante, aclaró que «la ansiedad es una emoción básica, adaptativa y normal que surge ante un desafío o peligro», y que «su función es la de ayudarnos a responder ante dicha situación de manera apropiada». Por lo tanto, la pregunta pasa por distinguir de qué tipo se trata en personas con ansiedad, y explicó que el punto negativo es para aquellos que «padecen de ansiedad social». «Puede resultar un arma de doble filo en personas con ansiedad social, que de por sí se trata de individuos con temor al papelón, a ser rechazados y que suelen aislarse. Porque con el juego podrían hacerlo más aun dentro de ‘su mundo'», comentó. Martínez Castro realizó esta diferencia porque «no todas las personas son susceptibles de generar una adicción, ya que ello implica un grado de predisposición y características de personalidad particulares». Entonces, por un lado indicó que hay un aspecto positivo en Pokémon Go, en tanto que «en los trastornos del ánimo como la depresión, el juego podría resultar motivador porque ‘obliga’ a la persona a salir, siempre y cuando no esté tan deprimida que no le encuentre sentido al juego». Pero al mismo tiempo, subrayó que se debe prestar atención a los síntomas de preocupación, tales como que «en ocasiones puede sentirse malestar intenso, taquicardia, angustia, o irritabilidad si no se logra conectarse o cuando no se puede jugar». «Cuando afecta la vida cotidiana, cuando se dan síntomas físicos y psíquicos, hay que consultar inmediatamente a un especialista porque estos trastornos de ansiedad van evolucionando con el tiempo y no se pueden resolver de otra forma que no sea con un tratamiento adecuado, como la terapia cognitivo-conductual», indicó la especialista. Asimismo, dijo que en el caso de los chicos «es importante que los padres les pongan límites y los incentiven a través de otros recursos para que, movilizados por el aburrimiento, utilicen más su creatividad».
Cinco factores que indican si uno es adicto al Pokémon Go
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