Con la competencia demócrata reducida a sólo dos contendientes tras la interna de Iowa del lunes pasado, la primera del año electoral, Clinton y Sanders protagonizaron un debate más dinámico que los anteriores, en el que se lanzaron artillería pesada y expusieron sin tapujos sus diferencias ideológicas y programáticas. Sanders, un senador por Vermont que se define como socialista, centró su discurso en subrayar que Clinton es la «candidata del establishment», mientras la ex secretaria de Estado presentó a su contrincante, que encabeza los sondeos en New Hampshire, como un candidato con posturas inviables. «¿Quién es la izquierda en el Partido Demócrata?», se preguntó Clinton, antes de destacar que, «según la visión de Sanders, ni el presidente Barack Obama ni el vicepresidente Joe Biden son progresistas en base a las ideas que defienden». Clinton derrotó a Sanders en Iowa por apenas cuatro votos, un resultado que según los analistas prefigura una prolongada pugna entre el sector conservador y progresista del partido y que dio por tierra con lo que se anticipaba como un cómodo paseo de la ex secretaria de Estado hacia la obtención de la candidatura. La también ex primera dama criticó la propuesta de su rival sobre la educación universitaria gratuita porque «los números no cierran (…) los expertos coinciden en que sus propuestas no son factibles», según dijo, al tiempo que aseguró sentirse orgullosa de tener el apoyo de muchos cargos electos del estado de Vermont. Sanders, que ha desarrollado toda su carrera política en dicho estado, vecino a New Hampshire, aseguró que «Clinton tiene a todo el ‘establishment’ detrás de ella» mientras que su campaña «es una campaña del pueblo, para el pueblo y por el pueblo». El candidato, de 74 años, también expresó su orgullo por ser «el único candidato que no tiene un SuperPAC (Comité de Acción Política)», en referencia a los grupos de acción política que han recaudado la suma de 15 millones de dólares para la campaña de Clinton, según la agencia de noticias EFE. La acusación elevó la tensión en el debate, celebrado en la Universidad de New Hampshire, y generó una fuerte reacción de Clinton que le pidió a Sanders que pusiera fin a las insinuaciones y que si tenía algo para decir que lo dijera. «Basta es basta. Si tiene que decir algo, dígalo. No creo que pueda encontrar en la política actual a alguien que haya recibido más ataques por parte de las grandes fortunas que yo», se quejó la ex primera dama, de 68 años, que aseguró que «la gente de Wall Street» está tratando de tumbarla en esta campaña. Además lamentó que su contrincante considere que cualquiera que haya cobrado dinero por brindar discursos en eventos privados en empresas o bancos «está comprado», aunque evitó comprometerse a publicar las transcripciones de esos intervenciones. «Gente que ha trabajado conmigo y con Sanders termina apoyándome porque saben que yo puedo lograr cosas», remachó la ex secretaria de Estado, quien recriminó al senador ser «el único» que la caracteriza como «una mujer que trata de llegar a la Casa Blanca» como parte del establishment. Sobre la propuesta de Sanders acerca de la «sanidad gratuita universal» Clinton defendió la reforma sanitaria de Obama «algo que ya es real», frente a la propuesta de su contrincante que «no se sabe si funcionará». Sanders, por su parte, consideró inaceptable que Estados Unidos no pueda tener un sistema de sanidad pública universal como tienen tantos países del mundo en los que el acceso a la salud «es un derecho» y donde se gasta «mucho menos por cabeza» que en el país. En el quinto debate demócrata desde el inicio de la carrera por la Casa Blanca, Sanders también prometió «sacar de la sombra» a los más de 11 millones de inmigrantes que viven en el país e hizo referencia a su propia historia familiar al recordar que su padre llegó a los 17 años desde Polonia. La ex secretaria de Estado evitó hacer promesas concretas pero aseguró que si llega a la presidencia impulsará una ref
Clinton y Sanders se sacan chispas en el último debate antes de la primaria
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