Sin dudas una de las preguntas que mas nos hacen los lectores. Aquí algunos consejos:
El primer componente a evaluar antes de la compra es el procesador.
Actualmente, hay dos marcas disponibles: Intel, que suele ofrecer mayor poder de cómputo y un precio ligeramente mayor; y AMD, conocido por proveer chips más económicos y con el acento puesto en la calidad gráfica.
Cualquiera de las dos ofrecerá un desempeño fluido dentro de Windows, incluyendo la versión 10 lanzada recientemente.
En el caso de Intel, hay dos familias de procesadores disponibles en el mercado. Por un lado, la línea Core, que ofrece los modelos i3, i5 e i7, ordenados de menor a mayor procesamiento e ideales para tareas demandantes como la edición multimedia y los juegos en 3D.
También posee la serie Celeron, más modesta, pero con potencia de sobra para navegar por Internet, realizar tareas de oficina, o mirar películas.
Además, se pueden encontrar equipos con chips Atom, que no tienen altas prestaciones en cuanto a su rendimiento, pero sí ofrecen una mayor autonomía de la batería.
Por su parte, los chips de AMD son más difíciles de hallar en el mercado, pero también son una buena alternativa.
De hecho, las dos consolas de videojuegos más importantes (PlayStation 4 y Xbox One) incorporan chips de la marca.
La serie más poderosa es la llamada FX, en tanto que la serie A tiene un rendimiento medio.
Memoria
Pero también la memoria y el disco rígido son ítems de importancia.
En el primer caso, es ideal que el equipo posea unos 4 GB, que asegurarán una performance bastante fluida en la mayoría de las tareas en Windows.
Si sólo se utilizará para navegar por Internet o usar el Office, con 2 GB podría ser suficiente, mientras que para el uso de juegos, edición multimedia profesional o trabajo con aplicaciones 3D (por ejemplo, realización de planos) se deberá pensar en unos 8 GB.
Disco rígido
En cuanto al disco, hay dos tipos: los tradicionales, llamados de “piezas móviles” porque están compuestos por platos que giran a altas velocidades; y los de estado sólido (bajo las siglas en inglés SSD), que guardan la información en chips, similares a un pendrive o tarjeta de memoria.
Los primeros son más lentos (hay que optar por los que ofrecen mayor velocidad en RPM) y más propensos a daños; en tanto que los SSD son más veloces y seguros, pero también más caros.
Algunas portátiles combinan ambos tipos: uno de estado sólido, donde se guarda el sistema operativo para ofrecer mejor rendimiento general y un encendido más rápido; y otro de piezas móviles, para guardar fotos, documentos, videos y otros archivos generados por el usuario.
Pantalla
La pantalla también es otro de los ítems a tener en cuenta. Si lo más importante es la portabilidad, es ideal que se ubique dentro de las 12 o 13 pulgadas.
En cambio, si se la tendrá “quieta” en la casa, como un reemplazo de una PC de escritorio, se puede optar por pantallas más grandes, como los equipos de 15,5 o 17 pulgadas.
En el mercado se pueden encontrar las de 14” como estándar, así que habrá mayor variedad para elegir en este tamaño.
Qué formato elegir
Las computadoras portátiles también ofrecen diferentes formatos que se adecuan a las necesidades de movilidad y comodidad del usuario.
Notebooks
En primer lugar, están las notebooks convencionales, que son “todo terreno”: sirven para todos los usos.
Suelen ser más pesadas (alrededor de los 2,5 kilos), ya que incorporan más componentes, como una cantidad mayor de conectores y hasta lectograbadora de DVD.
Son más económicos, hay más variedad de modelos y sus baterías ofrecen una autonomía cercana a las tres horas.
Ultrabooks
Otro segmento está compuesto por las ultrabooks, inspiradas en la serie Macbook Air de Apple.
Se caracterizan por tres cuestiones: son muy delgadas, pesan alrededor de 1 kg y ofrecen una autonomía de 10 horas en promedio.
Suelen contar con pantallas de entre 11 y 13 pulgadas, que –según el modelo– pueden ser táctiles.
También vienen con discos SSD que ofrecen mayor velocidad y un arranque más rápido.
2 en 1
Por último, están las “2 en 1”, que pueden utilizarse como notebooks o como tablets gracias a sus pantallas táctiles.
Pueden tratarse de una tableta a la cual se le conecta un teclado o bien tener la forma de una notebook que puede plegarse hasta quedar como si fuera una tablet, aunque algunos modelos ofrecen posiciones intermedias.
También pueden incluir un lápiz (llamado también stylus), para mayor comodidad en la escritura cuando es a mano alzada.
Las configuraciones suelen ser similares a las de una ultrabook.
Fuente: http://next.clarin.com/en-profundidad/Notebooks-completa-guia-comprar-ideal_0_1436856536.html