Sin las precauciones adecuadas, usar el aire acondicionado puede resultar muy costoso. Foto: Archivo.
1. Al estacionar, evitar el «efecto horno»
Cuando un auto queda al sol con todas sus puertas y ventanillas cerradas, se produce una especie de «efecto horno» por el cual la temperatura interior puede trepar incluso hasta los 70°.
Por eso, si fuera imposible dejar el coche a la sombra, tener a bordo elementos como parasoles, cortinas y persianas será un modo efectivo -además de económico- de lograr que el habitáculo se mantenga más fresco, sugiere Gil.
Y añade que colocar una película ligeramente polarizada en las ventanas también ayuda a minimizar la transmisión de calor al interior.
2. Al arrancar, ventanillas bajas
«Si el auto estuvo estacionado al sol, el habitáculo se encontrará a una elevada temperatura y el aire acondicionado tendrá que hacer un gran esfuerzo para reducirla», explican en Toyota Argentina.
Por eso, según sugieren, lo ideal es que ese primer enfriamiento no lo haga el acondicionador (gastando nafta), sino que se produzca naturalmente (gratis) con el ingreso de aire exterior al comenzar a andar.
3. Hacerse amigo del recirculador
Los sistemas de refrigeración de los vehículos tienen un botón con una flechita doblada, cuyo uso es crucial en verano. «Al activar la función de ’recirculación’ se usa menos energía porque el equipo está enfriando sólo el aire que ya está dentro del vehículo, y no trayendo aire exterior más cálido para enfriar», apunta Gil.
Tener el recirculador encendido permite, además de ahorrar nafta, que el habitáculo se enfríe más rápido. Por eso, si hace mucho calor, con este modo se llega en menos tiempo a la temperatura de confort.
En verano, es mejor dirigir el aire acondicionado a las ventilaciones superiores, y no hacia los pies. Foto: Archivo.
El conductor puede elegir a qué rejillas dirigir el aire. Para aprovechar al máximo el frío generado por el equipo, lo ideal es configurarlo para «sople» sólo por las ventilaciones superiores: las del cuadro de instrumentos.
Lo que habría que evitar es que parte del flujo refrigerado vaya hacia el piso o hacia el parabrisas. En la misma línea, desde Toyota Argentina explican que en verano los conductores siempre deberían orientar hacia arriba las salidas de aire.
5. Para refrescar a los de atrás, despejar el piso
Muchas veces el conductor y su acompañante se sienten frescos, pero los que viajan en los asientos traseros se quejan de que tienen calor. La reacción común, entonces, es hacer que el aire funcione a mayor potencia.
6. Usar en temperatura justa, sin enfriar de más
En los autos con un termostato digital, recomiendan fijar la temperatura en no menos de 24°, e idealmente en 25° o 26°: eso alcanza, según los expertos, para que la mayoría de las personas se sientan bien, usando ropa suelta.
«Si el auto no tiene este control, la persona debería usar el equipo en la posición de mayor temperatura que le sea posible y confortable. Apuntando a la comodidad, no al frío», resume Gil.
Modelos avanzados permiten programar la temperatura deseada para distintas zonas del habitáculo. Foto: Toyota.
7. En rutas y autopistas, encender el aire
Muchos creen que, al circular a altas velocidades, pueden ahorrar combustible si apagan el aire acondicionado, abren las ventanillas y refrescan el vehículo con la corriente. En realidad, eso resulta contraproducente.
Según los especialistas, al abrir las ventanas en la ruta o en una autopista, el ingreso de aire aumenta demasiado la resistencia al avance, el motor termina haciendo más esfuerzo para mover las ruedas, y consume más.
8. Desactivar el aire antes de llegar
En Volkswagen aconsejan que el conductor, aproximadamente dos minutos antes de llegar a destino, apague el aire acondicionado y deje sólo funcionando la ventilación.
«Esto ayuda a reducir la humedad en el evaporador, disminuyendo la aparición de olores desagradables en el interior del vehículo», indican.
Aconsejan revisar periódicamente los filtros y cambiarlos cada 15.000 o 30.000 kilómetros. Foto: Archivo.
«El filtro de polvo y polen reduce la penetración de partículas del aire exterior en el interior del vehículo, y necesita ser reemplazado regularmente para no perjudicar la eficiencia del aire acondicionado», aseguran en Volkswagen.
Un síntoma típico de que el filtro ya no da más es que el aire empieza a salir con malos olores. Otra señal es que el caudal se reduce, lo que provoca que el equipo deba trabajar más tiempo -y quemar más nafta- hasta lograr atemperar el habitáculo.
10. Revisar a menudo las tomas de aire
Otro problema frecuente que lleva al equipo a funcionar mal y consumir más energía es que las tomas de aire que están frente al parabrisas, del lado exterior, queden tapadas.
Hojas, pequeñas ramas o frutos y otros materiales caídos sobre el vehículo pueden ser los causantes de que el aire no esté ingresando adecuadamente.
Para que el sistema no pierda eficacia por estas causas, basta con adoptar el hábito de revisar y despejar las tomas cada vez que nos acercamos al auto, y antes de encender el motor. Lleva pocos segundos y el beneficio es inmediato. /Clarín