Jaime González
BBC Mundo, Los Ángeles, @bbc_gonzalez
¿Cuánto vale un apartamento en el que se ha cometido un asesinato? ¿Qué hacer con un restaurante en el que ha habido una matanza? ¿Cuál es el mejor momento para poner a la venta una casa en la que se han celebrado ritos satánicos?
La respuesta a estas preguntas la tiene el experto inmobiliario californiano Randall Bell, quien desde hace más de dos décadas se dedica a tasar lo que él mismo denomina «propiedades estigmatizadas».
Se trata de lugares en los que han ocurrido crímenes violentos u otros eventos trágicos -como atentados terroristas o catástrofes naturales- cuya venta no se rige por las reglas habituales del mercado inmobiliario.
En muchas ocasiones, esas propiedades estigmatizadas pierden una parte importante de su valor y Bell se encarga de asesorar a los dueños sobre cuál es el mejor momento para deshacerse de ellas y qué elementos hay que tener en cuenta antes de ponerse a buscar un comprador.
Entre los inmuebles que ha tasado Bell a lo largo de los años se encuentran algunos que fueron escenario de crímenes de alto perfil, como el apartamento de Los Ángeles en el que en 1994 murió asesinada la exmujer del exjugador de fútbol americano O. J. Simpson o la vivienda de Colorado en la que en 1996 apareció muerta de reina de la belleza infantil JonBenét Ramsey.
También ha dado asesoramiento en casos como el del rancho de San Diego en el que 39 miembros de la secta Heaven’s Gate se suicidaron en 1997, el del solar en el que se levantaban las Torres Gemelas de Nueva York antes de los atentados de 2001 o el de algunas propiedades que resultaron dañadas por el huracán Katrina en 2005
«A principios de los años ’90, cuando ya llevaba un tiempo ejerciendo de agente inmobiliario, se me ocurrió que, en vez de medir el valor de una propiedad, sería interesante estudiar qué factores hacen que esa propiedad pierda valor», explica Bell en conversación con BBC Mundo.
Para realizar su trabajo, Bell compara las propiedades de sus clientes con otras en las que hayan ocurrido eventos parecidos, ya sea dentro o fuera de Estados Unidos, y con algunas de características similares que estén libres de cualquier estigma.
El resultado final es un informe exhaustivo en el que detalla los factores que pueden tener un impacto en el precio final de la propiedad y en el que sugiere la mejor estrategia para sacarla al mercado.
Según explica Bell, «generalmente las propiedades en las que se han cometido crímenes tienen una pérdida de valor de entre 15% y 25%, que en algunas ocasiones puede llegar hasta 100%».
Como ejemplo de esto último pone el caso de un restaurante de la cadena McDonald’s de San Diego en el que en 1984 un hombre mató a 21 personas.
«La compañía demolió el local y donó el terreno a la ciudad de San Diego. El ayuntamiento tuvo muchos problemas para venderlo y no fue hasta cuatro años después que lo adquirió una escuela comunitaria con un gran descuento», explica.
Bell señala que ese caso demuestra que «el estigma por lo general está asociado a los terrenos y no a los inmuebles».
«Eso también sucede en el lugar donde se levantaban las Torres Gemelas de Nueva York. El que hayan construido nuevos edificios no ha hecho que la gente deje de asociar ese lugar con los atentados de 11 de septiembre de 2001», explica.
La clave es la paciencia
Bell cree que, antes de intentar deshacerse de una propiedad que ha quedado estigmatizada, lo mejor que pueden hacer los dueños es vivir en ella durante un tiempo o alquilarla.
«La paciencia es clave para recuperar el valor perdido», señala el experto inmobiliario.
«No hay que sacarla al mercado justo después de que haya ocurrido una tragedia, ya que es muy poco probable que se venda. Por lo general lo mejor es esperar entre tres y cinco años», asegura.
Según explica Bell, eso es lo que hicieron, por ejemplo, los dueños de la casa de Los Ángeles en la que en 1969 Charles Manson y sus secuaces asesinaron a Sharon Tate, la mujer del director de cine Roman Polanski, y a otras cuatro personas.
«El propietario decidió vivir en ella y no fue hasta dos décadas después de que se hubieran cometido los crímenes que la vendió, logrando que le pagaran el precio de mercado».
Antes de poner a la venta una propiedad estigmatizada, Bell recomienda que los dueños se aseguren de que no queda ningún rastro del crimen.
Además, cree que a veces es una buena idea cambiar la dirección de la casa y hacer algunas reformas en la fachada o el jardín para que no sea tan reconocible.
Otro punto importante que destaca el experto es que hay que ser completamente honesto con los potenciales compradores sobre la historia de la propiedad, algo que en estados como California la ley contempla como una obligación.
¿Y qué les diría Bell a los que están dispuestos a comprar una casa en la que se ha ocurrido una tragedia?
«Siempre les digo que están haciendo un favor a la comunidad. Ocupando una propiedad estigmatizada no sólo se mejora la casa sino que también se le hace un favor al vecindario, ayudando a que se pueda pasar página».