Ivanka Trump cumple a la perfección el rol de hija mayor y a sus 34 años ha hecho todo por no decepcionar a su padre, que siempre la ha llamado “su favorita”. Tras el divorcio de éste de su primera mujer en 1991, la atleta y modelo checoslovaca Ivana Trump, la pequeña Ivanka decidió no seguir los pasos de su madre y ser más que una celebridad. Estudió en los mejores colegios y universidades hasta convertirse en la vicepresidenta ejecutiva de la compañía Trump. Creó con éxito una línea de joyería y ropa y también trabajó como modelo, llegando a desfilar para Versace o Thierry Mugler. En una ocasión declaró que, como muchos jóvenes de su generación, “no tenía claro si era republicana o demócrata”, y llegó a donar mil dólares para la campaña de Hillary Clinton en 2007. De hecho era amiga íntima de Chelsea Clinton (ahora se han distanciado). Ivanka alcanzaba la treintena como una mujer de enorme éxito, madre de tres hijos y con una enorme proyección de futuro. Pero el día que Donald Trump decidió presentarse como candidato a la presidencia de Estados Unidos la burbuja de Ivanka explotó, y los últimos meses le ha tocado aguantar incontables críticas por lealtad a su inefable progenitor. No solo ha sufrido un boicot a su marca de ropa con el hashtag #BoycottIvanka, promovido en las redes sociales principalmente por feministas e hispanos. También ha tenido que salir al paso de numerosas declaraciones de su padre, sobre las mujeres e incluso sobre ella misma. En 1997 cuando Ivanka presentaba el certamen de Miss America adolescente, Donald Trump se giró hacia la por entonces Miss Universo y le dijo: “¿No te parece que mi hija está buena? ¿Está buena, verdad?” Cuatro años después, cuando ella tenía 22, escuchó a su padre referirse a ella en estos términos: “He ayudado a crear a una de las grandes bellezas de este mundo, mi hija Ivanka. Es alta y tiene el mejor cuerpo y ha hecho una gran cantidad de pasta con él”. Hace tres años acudieron juntos a una entrevista y les preguntaron qué era lo que más les gustaba de aquello que tenían en común. Ivanka respondió que los negocios inmobiliarios y el golf, y Trump replicó riéndose: “Yo iba a decir que el sexo”. En 2006 le preguntaron a Donald qué le parecería si su hija apareciese en la revista Playboy, y aunque afirmó que no creía que ella hiciese algo así, volvió a repetir que tenía un cuerpo para ello, para rematar la respuesta con un “si no fuese mi hija, no me importaría salir con ella. ¿No es terrible? ¿Cómo de terrible? ¿Lo es?”. A Ivanka no le ha quedado otra que reconocer que su padre no estuvo bien, y al mismo tiempo enmendarle la plana. “Me molestó, pero esas historias se han tergiversado mucho desde entonces. Conozco a mi padre obviamente de toda la vida y no es un baboso con las mujeres. Tiene un respeto absoluto por ellas, y definitivamente cree en el mérito individual por encima de todo”, sentenció. Como suele pasar con los hijos pequeños, Tiffany Trump ha conseguido salir bastante más airosa de la campaña presidencial de su padre que Ivanka. Tiene 22 años y aunque siempre ha estado a la sombra de su hermana, desde que debutó el mes pasado en la convención del partido republicano ha acaparado una enorme atención mediática. De Tiffany se sabe que también ha recibido la mejor educación, que es una estrella de Instagram con 230.000 seguidores donde sube muchos selfies junto a su madre, la actriz Marla Maples, y que está saliendo con un simpatizante demócrata que ha expresado en las redes sociales su deseo de que gane Hillary. La joven Trump también ha sido becaria en la revista Vogue y ha desfilado como modelo para su amigo Andrew Warren. Pero lo que más llama la atención de su currículum es su incursión en el mundo de la música este mismo año, con un tema pop titulado Like a Bird (Como un Pájaro), que contenía tantos efectos sonoros (el llamado autotune) que apenas se podía reconocer su voz. Tiffany también ha cerrado filas en torno a su padre. En su discurso de la convención repub
Como son las mujeres que conviven con Donald Trump
Que opinas? Deja tu comentario