BUENOS AIRES.- Félix Romero de Igarzábal, de 92 años y ex juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Ciudad de Buenos Aires, fue condenado a ocho años de prisión por abusar de tres de sus nietas después de misa durante siete años.
El ex magistrado pertenece a una acaudalada familia judicial que cada domingo, después del tradicional almuerzo y de asistir a misa todos juntos, llevaba a sus nietas a alguna habitación de su lujosa mansión en San Isidro para abusarlas. «Esto es un secreto entre nosotros dos hasta que me muera», les decía el abuelo a las niñas en cada episodio.
Las chicas, que actualmente tienen 20, 24 y 26 años, pudieron hablarlo después de muchos tiempo y la denuncia las enfrentó con el resto de la familia por la repercusión que tuvo en el mundo judicial la noticia. No sólo el abuelo es un camarista reconocido sino que, además, uno de sus tíos es juez y otro secretario en el fuero civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
«Veco», como le dicen al magistrado jubilado, abusaba de sus nietas en la misma casa donde ahora cumple prisión domiciliario y donde se criaron las madres de las tres víctimas y sus nueve hermanos. La gran familia que De Igarzábal formó con su esposa Lita está integrada por diez hijos que, a su vez, tuvieron entre seis y diez hijos cada uno.
Los abusos se conocieron cuando la menor de las chicas, en su pubertad, estalló en llanto y contó sus sufrimientos a sus hermanas que, de a poco, relataron que les había pasado lo mismo. Tras la sentencia a ocho años de prisión dictada por el Tribunal en lo Criminal N° 4 de San Isidro en un juicio abreviado, ahora las nietas reclaman una indemnización por daño psicológico y moral. Pero el abuelo se resiste a pagarles con el argumento de que el delito prescribió, mientras las nietas quedaron enfrentadas con el resto de su familia.
Fuente: El Cívico