Pity Álvarez estaba drogado al momento del crimen
Una noche desenfrenada que terminó con un muerto. Las últimas horas de «Pity» Álvarez antes del crimen fueron reconstruidas por la Justicia en base a la declaración de allegados al acusado. Según los testimonios, consumió drogas alucinógenas, pasta base, morfina y clonazepam, además hizo recorridas por localidades de la zona oeste del Conurbano en distintos autos y concurrió a un recital.
Una de las declaraciones clave fue la novia del músico, quien dijo que el ex líder de Viejas Locas «sacó su arma del bolsillo derecho de su campera» y disparó contra Cristian Díaz, el 12 de julio pasado. Pero también para conocer qué hizo antes.
Según publicó Perfil, un testigo de identidad reservada relató que el músico consumió distintos tipos de drogas. Según se detalla en el procesamiento por homicidio que se le dictó la semana pasada a Álvarez, este último testigo estuvo con «Pity» desde la mañana del 10 de julio hasta la madrugada del día siguiente. Mencionó que el músico consumió durante ese lapso «pasta base, morfina, clonazepam y hasta una droga alucinógena llamada San Pedro».
Cuando la policía allanó el departamento del cantante, encontró varias jeringas sin usar en el living y cinco que habrían sido usadas, tiradas en el tacho de basura. Además, diez retazos de nailon oscuro, en general usados para envolver droga, y dos elementos metálicos con pedazos de lana de acero en su interior, que se utilizan para fumar sustancias psicoactivas.
«El testigo manifestó que al mediodía del 10 de julio habrían circulado desde el barrio Samoré hasta la localidad de Aldo Bonzi, trasladando un Ford Escort hasta un taller mecánico, de allí se dirigieron a la localidad de Tapiales, donde Álvarez habría adquirido un aparato de telefonía celular; desde esa zona habrían regresado al taller de Aldo Bonzi, para retornar con el VW Polo al barrio Samoré cerca de las 21», dice el procesamiento firmado por el juez Martín Yadarola, y continúa: «Por ese entonces compraron helado, fruta y una botella de champagne, que habrían consumido en el departamento del causante. Finalmente, a las 02 del 11 de julio, nuevamente condujo el VW Polo, dejando al testigo en las cercanías del barrio Samoré para dirigirse hacia la localidad de Hurlingham».
Luego «Pity» se encontró con su novia. Junto a ella llegaron al departamento de Álvarez cerca de las 21. Según contó la chica, escucharon música, cenaron y se prepararon para ir al recital de Ulises Bueno, en el boliche Pinar de Rocha, en Ramos Mejía. La joven aseguró ante la Justicia no haber visto a «Pity» consumir drogas en ese lapso. También admitió que no se dio cuenta cuando Álvarez tomó el arma de fuego que después guardó en su campera, pero aclaró que sabía que siempre estaba armado porque «el barrio estaba complicado».
La joven declaró que ambos salieron del domicilio de Álvarez aproximadamente a la 1.30 del 12 de julio. Allí se cruzaron con Díaz. «Qué hiciste», le dijo la novia de «Pity» luego de que él disparara cuatro veces contra el cuerpo de Díaz, que supuestamente lo había interceptado buscando explicaciones porque aseguraba que el músico lo acusaba de haberle robado.
De ahí, «Pity» manejó unos 15 kilómetros en su VW Polo hasta el boliche donde daba su recital Ulises Bueno. Antes, descartaron el arma en una alcantarilla y el celular y la campera del músico, según detalla luego la joven.
Unas 24 horas después de estar prófugo, Pity se entregó en la comisaría de Villa Lugano. Hace 16 días que duerme en el hospital psiquiátrico del penal de Ezeiza.
El juez consideró que Pity es «imputable» ya que «comprende la criminalidad de sus actos». Para ello se basó en la reconstrucción de lo acontecido antes y después de asesinato de Cristian Díaz y de pericias llevadas a cabo en causas anteriores, como la realizada en noviembre de 2017. Allí los peritos destacaron que «no presenta síntomas de alteraciones psicopatológicas que configuren un tipo de trastorno mental» y que «se evidencian rasgos compatibles con un trastorno de personalidad y antecedentes de uso de sustancias psicoactivas de larga data, todo esto favorece las conductas donde la impulsividad es un componente esencial».