Luego del impacto que tuvo la devaluación, las campañas que alarmaban sobre una hiperinflación y las subas injustificadas de precios, el secretario de Comercio, Augusto Costa, describió en declaraciones a Página 12 la acción desplegada desde el gobierno, que consisitió en una serie de acuerdos con formadores de precios, revisión de otros precios, el avance del programa Precios Cuidados y canalización de los reclamos de consumidores y entidades. Si bien admitió que hubo subas de precios después del salto en el tipo de cambio del 24 de enero, brinda como explicación que se registraron “avivadas empresariales y actitudes defensivas en un contexto de pánico, generado en buena medida por los medios y por referentes de la oposición”. La entrevista completa es la siguiente: –En enero se lanzó Precios Cuidados, saltó el tipo de cambio, hubo aumentos de precios y nuevos acuerdos con empresas. ¿Cómo evalúa esa serie de eventos? –Veníamos con una experiencia de tres semanas de plena vigencia en AMBA (Area Metropolitana de Buenos Aires) de Precios Cuidados y avanzando en el monitoreo de su implementación. Luego de la suba del dólar del 17 por ciento en una semana, empieza a haber una campaña mediática tratando de poner en riesgo el acuerdo y generando alarmas respecto de una hiperinflación. Eso tuvo efectos concretos en la conducta de muchos agentes económicos, tanto de los que son parte del programa Precios Cuidados como de otros sectores y cadenas. Nuestra respuesta fue rápidamente ratificar el acuerdo. Precios Cuidados es el eje central de nuestra política de administración de precios. Las empresas también lo ratificaron, y nosotros nos comprometimos a considerar variaciones en los valores acordados en función de cambios en los costos. Eso es parte del acuerdo: si el cambio está justificado, los precios van a variar en las revisiones trimestrales. Luego continuamos avanzando con el programa en el interior del país. El mensaje fue que el programa no sólo está vigente, sino que se amplía. Al mismo tiempo empezamos a relevar otros precios. Y ahí, en muchas empresas y supermercados vimos movimientos de precios en reacción a la devaluación. Entonces, para ofrecer más certidumbre de precios en un contexto de señales distorsionadas, lanzamos la canasta escolar y la de construcción. Avanzamos porque desde la macroeconomía hay señales de estabilidad que el Gobierno garantizó. –Desde diversos sectores advierten que hubo una importante suba de precios. –Vimos aumentos injustificados en distintos sectores como reflejo de esta especie de psicosis social que se generó. También hubo situaciones de desabastecimiento, interrupción de venta y cambios en las condiciones comerciales respecto del plazo de pago y de las prácticas de comercialización. Esto fue generalizado, pero con particularidades que nos llevaron a intervenir en ciertas cadenas de valor para procurar restablecer la normalidad. Nos reunimos con distintos actores clave del sector de insumos difundidos, como acero, aluminio y petroquímica, que habían sido denunciados por empresas de alimentos, automotrices y construcción por haber dolarizado los precios. Con las petroleras también se acordó un esquema de traslación. Allí muchos costos son en dólares, la suba está justificada, pero la idea es que sea de manera coordinada. También estamos trabajando con los productores de envases (ver nota en estas páginas). –Una situación que se repite es que la industria modera algo las subas a los supermercados más grandes, pero a comercios medianos y pequeños les aumenta fuerte, con impacto sobre una porción relevante de consumidores. –Efectivamente. Los actores con menor poder de negociación, como las cadenas regionales o los comercios más chicos, recibieron de muchas empresas –Arcor, por ejemplo– listas de precios que no incorporan los mismos aumentos que a las cadenas grandes.
Costa: reflejar la baja de insumos en los precios finales
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