Si el objetivo de Cristina Kirchner era medir su poder de convocatoria con los intendentes bonaerenses, anoche seguramente se fue a dormir muy tranquila: 51 líderes territoriales dijeron presente en el Instituto Patria para hablar de política con ella; el número 52 fue Fernando Espinoza, actual titular del PJ bonaerense.
«¿Por qué vinieron tantos? Porque reconocen en Cristina una líder política que durante su gestión ayudó a todos», analizó en diálogo con este medio un hombre clave de la estructura de La Cámpora, que no podía (ni quería) disimular su satisfacción.
Sólo faltaron cuatro de los 55 caciques invitados: los únicos ausentes fueron Alejandro Granados (Ezeiza), Mario Ishii (José C. Paz), Gabriel Katopodis (San Martín) y Ricardo Alessandro (Salto). El resto asistió y provocó que algunos alcaldes se fueran convencidos de que «la jefa» sumó argumentos para pensar realmente en candidatearse a senadora en 2017. Suena apresurado, todavía falta mucho.
El cónclave se desarrolló bajo el mismo esquema que se utilizó en la charla con el bloque de Diputados del FpV: los intendentes tuvieron la posibilidad de hacer uso de la palabra para expresar sus inquietudes y expresar su preocupación por los despidos y los tarifazos. «Hasta ahora fuimos carmelitas descalzas», reflexionó horas después, envalentonado, uno de los presentes.
La ex Presidente volvió a tener un tono conciliador y en una de sus primeras frases mostró astucia y una criteriosa lectura del mapa bonaerense. «Yo no pretendo liderar nada», aclaró de cara al auditorio, consciente de que varios intendentes que fueron a la cita la respetan, pero se resisten a realinearse detrás de su figura.
«Ella no planteó nada sobre la conducción. Dijo que iba a seguir militando como siempre y que entendía la dinámica interna, pero apuntaló mucho esta idea de conformar un frente ciudadano con base en el peronismo», detalló Francisco «Paco» Durañona, intendente de San Antonio de Areco, que tuvo un lugar en la primera fila junto a Patricio Mussi (Berazategui), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Julio Pereyra (Florencio Varela).
Más rezagado quedó el grupo de los «Apóstoles» que integran Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Gustavo Menéndez (Merlo), entre otros: este frente comunal hizo una larga previa en el restaurante Oviedo, donde almorzaron y acordaron adoptar una estrategia cautelosa. Casi todos tienen una buena relación con el gobierno de María Eugenia Vidal y ayer fueron más observadores que protagonistas.
En el debate que duró tres horas hubo muestras de cordialidad y de respeto, pero también un par de momentos no tan amenos: por ejemplo, Ricardo Casi (jefe comunal de Colón) hizo un planteo respetuoso para invitar a Cristina Kirchner a hacer un mea culpa por el armado de listas que llevó al naufragio al FpV: «Acá hay que cambiar muchas cosas. Tenemos que dejar de comportarnos como un grupo que no perdió», dijo, representando a varios que escuchaban en silencio.
La ex jefa de Estado no se inmutó: tomó nota y segundos después sorprendió con una autocrítica inesperada; según reconstruyeron tres caciques peronistas en diálogo con Infobae, respondió: «Me hago cargo de lo malo y de lo bueno. Las decisiones las tomé yo, así que soy la responsable de lo que pasó en la última elección».
El momento más incómodo se produjo sobre el cierre del cónclave: Julio Pereyra había perdido hace unos días el control del Concejo Deliberante de Florencio Varela por una maniobra de dos hombres de Nuevo Encuentro que votaron en línea con el PRO.
La líder del proyecto nacional y popular tuvo que intervenir personalmente parar sofocar ese incendio (le pidió a Sabbatella que corrigiera el descarrío), pero no se pudo aguantar y con sutileza le pasó factura a Pereyra por unas viejas declaraciones: «Ustedes no pueden andar diciendo por detrás, ’yo a CFK no la banco’, porque después los muchachos se enojan…»..
El intendente de Florencio Varela se hizo cargo y replicó: «Lo que usted me acaba de decir adelante de todos, yo se lo voy a responder, pero en privado». «Yo no soy traidor ni cagón», se quejó minutos después, cuando la ex mandataria se acercó para bajarle el tono al diferendo. Todo terminó en paz e incluso Pereyra le agradeció su intervención para redireccionar la postura de los concejales de Nuevo Encuentro.
«Fue un encuentro positivo, de diálogo directo y franco entre ella y los intendentes», evaluaron fuentes de La Cámpora. «Se habló de la crisis que atraviesan los distritos a raíz del ajuste; del presente y del futuro. Fue una buena charla entre compañeros», resumieron, felices por la cantidad de alcaldes que juntaron. Lo que resta saber es si la asistencia tuvo mucho de cortesía o se traducirá en un apoyo político real para lo que viene….
Un jefe comunal del Conurbano invitó a hacer una lectura más cautelosa de la gran convocatoria que logró la ex mandataria: «Nadie desconoce su perfil de líder, pero hay diferencias. Ella puede ser un faro, pero no es la brújula; marca una referencia, pero hoy no indica hacia dónde vamos».
La estrategia de Cristina es no forzar nada porque está convencida de que la última palabra la tendrá la gente: «Los dirigentes no vamos a definir la representatividad, eso lo hará la sociedad», avisó. Mientras tanto sigue militando y hoy recibe a artistas e intelectuales. Tiempo al tiempo.
Fuente: http://www.infobae.com/2016/04/19/1805425-cristina-kirchner-logro-asistencia-casi-perfecta-intendentes-y-primera-vez-asumio-la-derrota