Tras varias idas y vueltas, la Conmebol decidió suspender la final de la Copa Libertadores entre River y Boca que se iba a jugar en el Monumental. Antes, el micro de Boca fue apedreado y Pablo Pérez tuvo que ser atendido en una clínica.
La Conmebol decidió esta tarde suspender la revancha entre River y Boca, por la final de la Copa Libertadores, debido a la escalada de incidentes ocurridos en las afueras del estadio «Monumental», que provocaron lesiones en al menos dos jugadores del «Xeneize». «Por culpa de pocos inadaptados que no entienden que el fútbol es diversión y paz, hay un pacto de caballeros entre los clubes que se desnaturalizó el juego y el otro no quisiera ganar en estas condiciones, el partido pasa para mañana a las 17:00», anunció el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez. El dirigente paraguayo dijo que hubo «un pedido de ambos clubes» para no disputar el encuentro esta tarde, ya que «ninguno de los equipos estaba en condiciones de jugar». «Hay tres médicos de Conmebol que hacen una evaluación cada 35 minutos. Hubo rasguños, gas y jugadores con lesiones», detalló Domínguez. Consultado sobre por qué el encuentro no fue suspendido apenas ocurridos los incidentes, indicó que no se pudo «tomar una determinación inmediata, porque hay un protocolo, un procedimiento que cumplir». ¿SE JUEGA O NO SE JUEGA’ Desde un principio, la postura de Boca fue clara: le informaron a River y a Conmebol que no estaban en condiciones de jugar el partido: Pablo Pérez, capitán del equipo y Gonzalo Lamardo, juvenil que acompañó al plantel, habían sido trasladados a un hospital para ser atendidos tras la salvaje agresión que sufrió el plantel boquense en su llegada al estadio Monumental. Pero después de varias reuniones y de la presión ejercida por los presidentes de la FIFA, Gianni Infantino, lo que parecía imposible se volvió probable: a pesar del caos generado y de los futbolistas heridos, informaron que la Superfinal se jugaría más tarde. A las 18, informaron en primera medida. A las 19.15 lo cambiaron después. Según la máxima entidad del fútbol sudamericano no existía «causal para suspender el partido». Mientras tanto, en Boca una mezcla de confusión y enredos invadía el vestuario visitante. «Nos están obligando a jugar el partido», sentenció Carlos Tevez como líder del plantel. Y agregó: «Pablo (Pérez) llegó con un parche en el ojo. No estamos para jugar. Los médicos están con mucha presión. Pero acá hubo jugadores que no paramos de toser, con muchas ganas de vomitar, con ardor en la garganta. recién ahora se me está yendo el dolor de cabeza. esto no tendría que pasar. Salimos a hablar para contar que nos están obligando a jugar el partido en estas condiciones, con tres compañeros que no están en condiciones de jugar este partido». PARTIDO SUSPENDIDO Luego de que se reprogramara la final, el presidente de River, Rodolfo D´Onofrio, se solidarizó con el plantel de Boca tras las agresiones que sufrió cuando llegaba al estadio Monumental: «Es increíble que el micro no tuvo la custodia que tenía que tener». Luego, debió abandonar una entrevista en vivo por corridas dentro del estadio. El presidente de Boca, Daniel Angelici, reconoció hoy que el plantel no estaba «en condiciones físicas de jugar» la revancha de la final de la Copa Libertadores frente a River, tras la agresión de hinchas de River en la llegada del estadio Monumental. «Es un día triste, porque son unos pocos inadaptados que hay en los clubes que cometieron este ilícito de tirar gases dentro del micro. No estábamos en condiciones físicas de jugar este partido, que es el esfuerzo de todo un año. Ese fue el planteo de Boca», explicó Angelici, en conferencia de prensa. Foto: Gentileza Diario Clarín