Un escándalo, un concepto o un producto son solo algunos de los crecientes ejemplos que se pueden instalar o promocionar en Twitter a través de la contratación de cuentas falsas (o «fakes») -ya configuradas, con foto, biografía y tuits publicados-, las cuales se manejan desde sistemas especiales para retuitear contenidos o difundir un hashtag para crear tendencias. «La compra de cuentas fake -que se puede elegir por segmentación- junto con la promoción de una idea o un producto, por ejemplo, es parte de un servicio que se puede contratar y que está creciendo cada vez más», explicó a Télam un especialista en este negocio de iniciales J.A. que prefirió reservar su identidad. «Todo este paquete se vende como un servicio y su costo parte de los 100 dólares en adelante, aproximadamente», detalló, aunque aclaró que «no hay un tarifario establecido». Este fenómeno, que muchas veces es utilizado con fines maliciosos, se engloba dentro de lo que se llama como Growth Hacking, un término que se utiliza en programación, marketing y redes sociales para, por ejemplo, hacer crecer la audiencia de un sitio. Existen plataformas online que venden seguidores con precios que rondan los casi dos dólares por 1.000 cuentas «A mí me consultan desde políticos hasta empresas, desde programas de televisión hasta agencias internacionales de medios. Es un servicio de ‘viralización asesina'», calificó el J.A., y aclaró además que este tipo de mecanismos también puede usarse para «fines solidarios». El especialista enumeró algunos trucos que se suelen usar, como la programación de un tuit por día para que las cuentas fake no sean distinguidas como abandonadas o «dormidas» por las herramientas de auditoría. También contó que algunos de los paquetes de cuentas falsas publican tuits que son únicos, o sea que no se repiten entre perfiles para que no se distinga que provienen de un mismo lugar. Además, precisó J.A., no se puede hacer todo desde una misma dirección IP. «Todavía algunos piensan que la cuenta fake es la que tiene la foto del huevito, pero esto ya no es más así», aseguró, y sostuvo que las cuentas «truchas» que se pueden comprar ya tienen foto de perfil, una biografía personalizada y algunas publicaciones ya realizadas. Por otro lado, explicó que existen plataformas online que venden seguidores con precios que rondan los casi dos dólares por 1.000 cuentas. Pero «existe otra forma de conseguir seguidores, y es a través de algunas aplicaciones» que se venden como atractivas, advirtió el especialista. «Hay algunos jueguitos en Twitter, como por ejemplo uno que te desafía a hacer un test de inteligencia, entonces cuando el usuario cliquea y autoriza a la aplicación, su cuenta de Twitter queda como ‘cautiva'», indicó. Lo cierto es que una vez que se consigue una determinada cantidad de cuentas cautivas, a través de una herramienta que permite contabilizarlas, se puede publicar un tuit en nombre de esa cuenta que es real, y luego borrarlo. Así, una cuenta real publica un tuit que está unos minutos en el timeline y puede generar interacción, hasta que los administradores de la cuenta cautiva lo borran y el usuario nunca se da cuenta de lo que pasó, explicó la fuente.
Cuánto cuestan los perfiles falsos en Twitter
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