El mundo laboral se encuentra en una etapa de transformación profunda. La Inteligencia Artificial ha dejado de ser una simple herramienta auxiliar para convertirse en un aliado autónomo capaz de tomar decisiones, aprender constantemente y realizar tareas complejas por sí mismo. En cuestión de segundos, lo que para un ser humano puede ser un desafío monumental, la IA lo ejecuta con una eficiencia sorprendente.

En este nuevo panorama, estamos presenciando el surgimiento de un fenómeno conocido como «Agente», que forma parte de la ‘Fuerza Laboral Agéntica’. Este cambio ya está redefiniendo la productividad y la cultura organizacional en todo el mundo. «Si 2025 fue el año del Agente, el 2026 será el año de los Agentes», comenta Pablo Cebro, responsable de Plataformas Tecnológicas Globales y Tecnologías Emergentes en EY GDS Argentina.

Los agentes de inteligencia artificial operan de manera autónoma, acelerando procesos productivos y reformulando la estructura de los equipos de trabajo. En este sentido, Argentina se posiciona como un actor clave en el panorama tecnológico global, gracias a su talento en ingeniería y creatividad.

«Nuestro camino hacia la IA comenzó en 2017. No es algo reciente», aclara Cebro, resaltando que una base tecnológica robusta permitió a la empresa lanzar su primera plataforma de IA, EYQ, en apenas cuatro semanas.

Con más de 420.000 empleados a nivel mundial y alrededor de 5.000 en Argentina, la firma continúa su búsqueda de talento local, aprovechando su horario alineado con Estados Unidos y su capacidad innovadora. Recientemente, la expansión de servicios desde GDS Argentina permitió la incorporación de cerca de 500 especialistas en tiempo récord.

Agentes de IA: Transformando la Productividad Laboral

El concepto de «agente» se ha convertido en un término clave que va más allá de las capacidades de chatbots y herramientas generativas simples.

“Si 2025 es el año del agente, el 2026 será el de los agentes”, advirtió Cebro, anticipando una masiva integración de estos sistemas, que toman decisiones y aprenden sin necesidad de intervención humana continua. La innovación radica en que estos agentes no requieren órdenes para cada tarea, iniciando procesos y resolviendo problemas complejos por su cuenta. Sin embargo, surgen interrogantes sobre gobernanza y seguridad.

Cebro plantea importantes cuestiones: «¿Hasta dónde penetrarán los agentes en la organización? ¿Podrán hacer órdenes de compra o realizar pagos?». Para abordar estas inquietudes, EY ha establecido colaboraciones estratégicas, como con Microsoft en Agent365, para definir el control y la identidad de estos agentes dentro de sus entornos laborales.

Un claro ejemplo del potencial transformador de la IA es en el ámbito financiero, donde un agente podría evaluar la viabilidad de comprar acciones, identificando conflictos de interés y cumpliendo con regulaciones complejas, algo que sería visualmente arduo para un humano.

El Desafío del Talento en la era de la IA

La rápida adopción de la IA trae consigo un proceso de transición que podría ser complicado, especialmente para los perfiles menos experimentados. Sin embargo, Cebro es optimista: «A largo plazo, el ser humano prevalecerá».

El sector tecnológico ya experimenta un cambio en la demanda laboral, lo que exige repensar roles, especialmente entre los más junior. Este nuevo entorno también supone que las grandes universidades deben reevaluar sus programas de formación.

Pablo Cebro enfatiza que la ecuación laboral está en plena transformación. «Anteriormente, dedicábamos el 80% de nuestro tiempo a la producción, y solo un 10% a la planificación y revisión. Con la llegada de agentes autónomos, la producción tomará una porción mínima del tiempo, dejando más espacio para la creatividad y revisión crítica», concluye.

Según el experto, aunque el mundo aún necesita millones de desarrolladores, el enfoque se desplazará de la codificación hacia la creatividad, la solución de problemas y la verificación ética y técnica de los sistemas agénticos.