En Perú 2004, bajo la dirección de Marcelo Bielsa, el equipo argentino fue subcampeón a manos de Brasil tras por perder por penales luego de empatar 2 a 2 con el recordado tanto de Adriano sobre la hora. Aquel equipo, llegó a las semifinales con 14 goles a favor y 4 en contra, sin contar los tantos de la final en Lima, producto de cuatro victorias (6-1 a Ecuador; 4-2 a Uruguay; 1-0 a Uruguay y 3-0 a Colombia) y una derrota 0-1 con México. Tres años después, en Venezuela 2007, con Alfio Basile como director técnico, Argentina selló su pasaje al partido decisivo con 16 tantos a favor y apenas tres en contra. La campaña de ese equipo se terminó con el 0-3 contra Brasil en la final. Sin embargo, el camino hacia el partido decisivo solamente tuvo victorias: 4-1 a Estados Unidos; 4-2 a Colombia; 1-0 a Paraguay; 4-0 a Perú y 3-0 a México. En Argentina 2011, el equipo dirigido por Sergio Batista quedó eliminado en cuartos de final contra Uruguay por penales y la próxima final llegaría cuatro años más tarde en Chile 2015 con Gerardo Martino. En el país trasandino, Argentina fue subcampeona por la derrota por penales a manos del local en Santiago de Chile, donde en los 180 de juego igualaron sin goles. El camino a la capital chilena dejó diez goles a favor y tres en contra, producto del 2-2 con Paraguay; 1-0 a Uruguay; 1-0 a Jamaica; 0-0 y triunfo por penales ante Colombia y 6-1 con Paraguay Estados Unidos 2016, significa una nueva final, la tercera en dos años para Argentina, contando el Mundial Brasil 2014. Hasta la final a disputarse este domingo, el equipo del “Tata” tuvo su mejor cosecha en lo ofensivo y su mejor performance en defensa desde 2004 con 18 a favor y 2 en contra. Debutó con el 2-1 ante Chile y completó la primera fase con un 5-0 a Panamá y 3-0 a Bolivia. En cuartos de final despachó a Venezuela 4-1 y al local 4-0 en semifinales con un tanto de Lionel Messi de tiro libre, que lo ubica como el máximo artillero histórico del combinado nacional.
Desde la final de 2004, la Selección llega con su mejor defensa y esplendor ofensivo
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