La Soprano y su Emoción en Buenos Aires

Nadine Sierra, vestida con un espectacular traje plateado que brillaba con las luces del escenario, tomó el centro del escenario y compartió su felicidad al ser nombrada huésped de honor de Buenos Aires. “Esta ciudad irradia una energía especial que es cada vez más difícil de encontrar en otros lugares del mundo. ¡Presérvenla!”, expresó con profunda emoción.

Un Recital Cargado de Matices

La actuación, acompañada por el talentoso pianista Bryan Wagon, llevó a los espectadores en un viaje musical que abarcó desde el bel canto de Puccini y Verdi hasta la rica tradición de la canción brasileña y la zarzuela. La artista demostró un compromiso absoluto en cada interpretación, brindando un espectáculo tanto emocional como técnicamente impresionante.

Un Comienzo Clásico que Deslumbró

El recital comenzó con Ah, je veux vivre de Roméo et Juliette, donde su agilidad vocal, junto a un control excepcional del fiato, se convirtieron en una declaración de intenciones. Sierra no se quedó en la superficie, con cada interpretación aportó profundidad y emoción.

En Chi il bel sogno di Doretta, la soprano exploró la melodía con una pureza tímbrica que rara vez se encuentra, combinando técnica y entrega emocional en cada nota.

Momentos Destacados del Primer Bloque

Los momentos culminantes continuaron con su brillante interpretación de Deh, vieni, non tardar, y el ágil È strano… Sempre libera, donde dejó en claro que su interpretación de Violetta era ahora una realidad contundente. La energía en el teatro se intensificó cuando el tenor argentino Diego Bento se unió desde el público, contribuyendo al ambiente festivo.

Una Segunda Parte Reveladora

El segundo bloque trajo un cambio de vestuario y un vestido rojo vibrante. Sierra comenzó este segmento íntimo con Melodía sentimental, mostrando una calidez en su voz que provocó un susurro en la sala. En Braga, su interpretación cargada de energía contagió al público, dejando claro que su dominio del escenario era innegable.

Interpretaciones que Conectan

La agilidad vocal volvió a brillar en Caro nome y, tras un interludio instrumental del Intermezzo de Manon Lescaut, su interpretación de O mio babbino caro trajo risas y complicidad al público, demostrando su carisma y conexión genuina.

Un Final Apoteósico

La noche culminó con Me llaman la primorosa, donde la soprano desplegó todo su encanto, logrando una conexión íntima con la audiencia. En un gesto solo reservado para las más grandes, se quitó los zapatos y los lanzó al escenario, mientras el espectáculo continuaba con una serie de bises que incluyeron desde Summertime hasta un inesperado O sole mio.

Nadine Sierra entregó todo en esta noche mágica, dejando a 3000 espectadores con un recuerdo imborrable y largas ovaciones que resonaron en el Teatro Colón.