Por ser una figura pública, trascendió que la cantante Sandra Mihanovich donó un riñón a su ahijada. Una práctica mucho más frecuente de lo que se cree; y eso muy a pesar de los mitos que siembran miedo e inseguridades a la hora de la donación.
Es una situación a la que cualquiera puede verse expuesto, pues son mayores las probabilidades de recibir un órgano que de donarlo. Sin embargo abundan los fantasmas. La reciente donación de un riñón a su ahijada, que protagonizó la cantante y compositora Sandra Mihanovich, volvió a poner el tema en agenda.
Para terminar con todos los fantasmas que rondan sobre el tema, INFOnews dialogó con el presidente del CUCAIBA, (Centro Único de Abalación e Implante de la Provincia de Buenos Aires) sobre los mitos que recubren a una actividad tan necesaria como la donación de órganos.
Extracción prematura
Uno de los miedos más frecuentes tiene que ver con que los órganos sean extraídos antes de constatar que la persona está muerta. “Es inviable”, sentenció el presidente del CUCAIBA, doctor Adrián Tarditti. A lo que agregó: “además de una locura, sería un delito”. Y a continuación explicó por qué.
“Para certificar el fallecimiento de un posible donante la ley -24.193, que rige la donación y el trasplante de órganos y tejidos en la Argentina- establece que deben intervenir al menos dos profesionales de diferentes organizaciones jurisdiccionales”. Por ejemplo, uno puede ser el terapista que venía siguiendo al paciente, y otro puede ser un médico del CUCAIBA. De modo que, determinar la muerte de quien puede convertirse en donante, no es un proceso tan simple.
Venta ilegal de órganos
La venta ilegal de órganos es otro de los prejuicios que dificultan la donación; aunque no se han descubierto redes que se dediquen a esas tareas. Además, en palabras del propio Tarditti, el proceso de donación es una estructura tan compleja que su comercialización resulta imposible.
“Supongamos que hubiera una persona que quiere vender sus órganos y otra que quiere comprar. Primero se debe constatar la compatibilidad de los órganos, lo que requiere de estudios médicos de altísima complejidad, que no se realizan en cualquier institución. Además la aparatologia para comprobar la compatibilidad son equipos cuyo costo supera el millón de dólares, y los profesionales que las utilizan son especialistas altamente calificados”, precisó el médico terapista.
Es decir que además de sortear todas esas condiciones necesarias para el comercio de órganos, quien recibe el trasplante debería contar también con la complicidad de un espacio médico que lo aloje durante algunos días “porque no es que te trasplantan un riñón y te vas a tu casa caminando”, aseguró el presidente del CUCAIBA. De este modo, para que exista una red de venta de órganos se deben dar una serie de condiciones que difícilmente se combinen.
El cuerpo del donante quedará deformado
A contramano de lo que suele pensarse, el cuerpo de la persona fallecida no se desfigura tras la extracción de órganos. La operación se realiza con el mismo tipo de condiciones asépticas que se utilizan en cualquier otro tipo de procedimiento médico.
“A la persona fallecida se la opera en un ámbito quirúrgico, respetando las condiciones necesarias para cualquier otra intervención y con los cuidados estéticos fundamentales para que las marcas sean imperceptibles”, reconoció el médico terapista.
Es necesario aclarar que la donación no interfiere en nada con los preparativos del sepelio, y si los familiares del fallecido así lo desean, es posible tener un funeral con el ataúd destapado.
¿Y si el potencial donante aún no estaba muerto?
Otra falsa creencia que circula cada vez que se habla del tema es la posibilidad de que al potencial donante se le extraigan los órganos antes de la confirmación del diagnóstico de muerte encefálica.
Por ello, es necesario aclarar que la muerte encefálica es una definición clínica y legal de muerte. Ciertos aparatos pueden mantener artificialmente las funciones corporales (pulso cardíaco, respiración) por unas pocas horas o días, pero no de modo permanente. Un médico debe confirmar la muerte encefálica, mediante un estricto examen neurológico. Por lo tanto una vez realizado el diagnóstico nadie puede “despertarse” o recuperarse.
Sospechas en la lista de espera
La idea de que hay quienes pagan para estar primeros en la lista de espera es otro de los prejuicios que dificultan la donación. Pero en este punto es necesario recordar algo fundamental: donar tejidos no es ir a comprar golosinas al quisco.
Para que el proceso resulte se deben dar toda una serie de condiciones, que provoca que “quienes ingresaron de manera reciente a la lista, quizá queden en primer lugar cuando aparece un órgano. El listado se reactualiza cada vez que aparece un nuevo donante; y el ordenamiento de quienes esperan depende mucho de la compatibilidad, del estado de esa persona y de la edad entre otros factores”, aclaró el presidente del CUCAIBA.
¿Y si aparecen los familiares del donante?
Otra leyenda urbana que circula con frecuencia, es que en algún momento los familiares del donante podrían acercarse a quien lleva sus órganos.
En este sentido, el médico Tarditti explicó que la ley establece que tanto la identidad del que dona como la del receptor es anónima, y “está bien que así sea, porque sino los familiares de la persona que falleció podrían sentir que su pariente sigue vivo en el receptor, y no terminaría nunca de cerrar su proceso de duelo”.
Manipulación de órganos
Los posibles donantes son pacientes que se encuentran en estado crítico, con lesiones neurológicas graves. Esas personas, por lo general, están alojadas en áreas como terapia intensiva o unidades coronarias. Si evoluciona en forma negativa, fallece y el diagnóstico es por muerte encefálica –causa que debe estar certificada por al menos dos especialistas-, se le comunica la noticia a los familiares, con lo debidos recaudos y con la presencia de personal especializado.
Para indagar sobre la donación, la pregunta que se le realiza a los familiares es: ¿Qué opinaba su familiar sobre la donación de órganos? “A veces el tema surge espontáneamente. Y en otros casos, nosotros lo consultamos con el debido respeto”, precisó el doctor Tarditti.
Si la persona fallecida no estaba a favor de la donación de órganos, se descarta como posible donante, pero si estaba a favor o si nunca había emitido opinión, la ley entiende que puede ser donante de sus tejidos. De este modo, el siguiente procedimiento incluye la firma de una declaración jurada por parte de los familiares, y recién allí comienzan a realizarse los estudios de compatibilidad.
Por:
Cecilia Toledo