Siria: Pedimos que Irán y Chávez no intervengan

La guerra civil que vive Siria registra constantes avances y retrocesos de ambos bandos. Ayer, un atentado con coche bomba costó la vida a 27 personas en un suburbio de Damasco favorable al régimen, anunció la organización Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con base en Londres. Un balance de la televisión estatal siria había informado de 12 muertos en este atentado, cometido en el suburbio de Jaramana, mayoritariamente druso y cristiano, mientras se llevaban a cabo dos funerales de partidarios del régimen. En la siguiente entrevista, el representante para la región de uno de los bloques disidentes, Oubay Atassi, define claves de sobre dónde está parado su grupo.

Oubay Atassi es el consejero de Comunicación y vocero para la comunidad latina en Florida y América Latina del Consejo Nacional Sirio (CNS), la entidad opuesta al régimen de Bashar al Asad creada a principios de 2011 y que hoy tiene una oficina de prensa en Buenos Aires. Atassi, que tiene a seis expresidentes de Siria y al fundador del partido Baas (leal a Al Asad) entre sus familiares directos, conoce la Argentina de cerca: vivió su adolescencia en Buenos Aires (su padre fue embajador aquí) y tiene una esposa argentina. Por eso su palabra resulta relevante para desentrañar las claves de un conflicto que marca hoy la agenda internacional y al que no son indiferentes los 3,5 millones de descendientes sirio-libaneses que, se calcula, viven aquí. Lo que sigue son los principales tramos de la entrevista que concedió a Ámbito Financiero, en la que repasó todos los temas, desde las matanzas de Al Asad hasta el modo en que las armas llegan a los rebeldes, pasando por la polémica sobre una intervención internacional.

Periodista: ¿Quiénes integran el CNS?

Oubay Atassi: Somos más de 350 miembros, todos sirios. Algunos viven en Siria y su identidad es, obviamente, reservada; otros vivimos fuera de la madre patria. En el CNS está representada toda Siria: los bloques kurdo, alauita, asirio, ortodoxo, la Hermandad Musulmana, el movimiento independiente, el movimiento «localista» o de «grass roots». Están todas las religiones y grupos étnicos.

P.: ¿Cuál es hoy la posición del CNS respecto del posconflicto?

O.A.: Una vez que terminen el régimen y la dictadura de Bashar al Asad, hay que restablecer el sistema de partidos para que haya elecciones parlamentarias.

P.: Mientras tanto, ¿podría el CNS encabezar un Gobierno de transición?

O.A.: Hoy no podría lograrlo solo: son varias las facciones y entidades opositoras, aunque el CNS es una de las más grandes y la que mejor representa tanto a los grupos opositores dentro de Siria y alrededor del mundo como a los grupos armados antirrégimen, incluyendo al Ejército Libre Sirio. Pero hay otras organizaciones además del CNS.

P.: ¿Apoya el CNS una la intervención armada internacional?

O.A.: EL CNS está en contra de la intervención directa, pero pide que haya un bloqueo del espacio aéreo para ayudar al Ejército Libre en la lucha contra este régimen criminal. No nos olvidemos de que la intervención ya existe: Al Asad cuenta con ayuda directa desde Irán, con dinero, tropas y milicias, consejeros, armas y logística. También con ayuda logística de Hugo Chávez, con petróleo, con tropas de Hizbulá, y ayuda en armas desde Rusia: aviones, tanques, armamento pesado. Por eso pedimos que se aplique la no intervención militar para los dos lados.

P.: Una zona de exclusión aérea podría repetir la mala experiencia de Irak y más recientemente de Libia.

O.A.: El bloqueo al espacio aéreo es la única posibilidad de que, sin un involucramiento militar internacional, se pueda avanzar hacia una solución, dándole una posición más equilibrada al Ejército Libre en tierra para luchar contra los helicópteros y aviones de Al Asad.

P.: Se habla, asimismo, de establecer «zonas neutrales» para protección de refugiados y desplazados. ¿Qué opina de esa posibilidad?

O.A.: El peligro es que se formen Estados libres, se facilite una división política como sucedió en la guerra de Irak con los kurdos. En Siria no queremos más divisiones: ya nos dividieron la Gran Siria (sur de Turquía, Líbano, Palestina, Irak, Jordania, además de Siria). Algunas facciones entre los kurdos, los alauitas o los drusos buscarían esta zonificación, pero el nacionalismo sirio no quiere debilitarse más. El CNS llama a la unidad.

P.: ¿Cómo le llega la ayuda a la resistencia?

O.A.: Además de las remesas que envían los familiares, hay diversos comités formados en los países árabes, y dentro de Siria también, que proveen dinero para medicinas, comida y ropa. Es toda ayuda humanitaria: no hay nada de armas en esto.

P.: ¿Y entonces cómo se arma la resistencia?

O.A.: Las armas se contrabandean por la frontera, por lo general ingresan desde Jordania y Turquía. Hay gente que, a título individual desde los países del Golfo, dona dinero para que la resistencia pueda tener balas, rifles, pero no armamento estratégico. Hace varios meses que se espera la llegada de misiles tierra-aire (Stinger, Manpads) para combatir los helicópteros y los aviones caza MIG 23 y 25. Eso aún no llegó. Todo lo que entra es a pulmón y por contribuciones de individuos, en su mayoría de origen sirio.

P.: ¿Qué hace el CNS en Sudamérica?

O.A.: Pedimos que los países de la región apoyen las sanciones al régimen de Al Asad y a la vez estamos dando información diaria de lo que ocurre dentro de Siria a los gobiernos, la prensa y las comunidades. Tomemos conciencia de este terror y de esta sangre: desde que comenzó el conflicto en marzo de 2011 van más de 30.000 muertos, más de 70.000 desaparecidos, cerca de 220.000 encarcelados, 240.000 refugiados y 3 millones de desplazados internos. Lo más acuciante son los niños, que son el futuro de Siria, por eso el Syrian American Council organizó para el 8 de septiembre en todas las ciudades de EE.UU. la Marcha por los Niños de Siria, donde todas las contribuciones irán vía Unicef.

Entrevista de Carolina Barros

Fuente : http://www.ambito.com