El exministro de Economía Roberto Lavagna consideró que el programa político y económico del tercer gobierno kirchnerista se encuentra en una «etapa de decadencia» y lo comparó con los últimos años del período menemista, del dólar y el peso «uno a uno». «Es una repetición ahora desde una versión de izquierda de lo que fue la decadencia de la convertibilidad, desde una versión conservadora de derecha», sostuvo en declaraciones a una radio porteña.
El fallido excandidato a presidente en 2007 aseguró que del programa económico iniciado en 2003 con Néstor Kirchner «no quedó nada» y describió dos etapas económicas de esos años. «Una definida como Duhalde-Lavagna-Kirchner y otra a partir del 2007 Kirchner-Kirchner», dijo
«Entre las dos las diferencias son muy sustanciales», como así también los «resultados», expresó. «Cuando se comparan los períodos la tasa de crecimiento real bajó a la mitad, de 8%, casi 9%, a 4%; la creación de empleo del sector privado se redujo fuertemente, y apareció la inflación», explicó.
Sin embargo, para el extitular del Palacio de Hacienda, «la concepción, ejecución y los resultados» de los programas fueron «distintos». Actualmente -evaluó-, el programa está en la «etapa de la decadencia, donde aparecen los parches, lo manoteos de ahogado, medidas que son pan para hoy, hambre para mañana».
Asimismo, Lavagna estimó que «no es la primera vez que ha pasado» y detalló como ejemplo la época de la convertibilidad entre el dólar y el peso. «Entró en decadencia a fines de 1994, 1995 y duró hasta la gran crisis de 2001, endeudando al país. Ahora aparece otro tipo de endeudamiento que va a heredar cualquiera que gobierne cuando este programa finalmente termine», agregó.
Aunque reiteró que el modelo económico K está «claramente en la etapa de decadencia», destacó que «siempre se puede remontar pero implicaría una capacidad política de decir, primero, ‘me equivoqué’ y una decisión de en lugar de dividir a la sociedad buscar ciertos consensos mínimos, no con todos porque el 100% no se logra nunca, pero por lo menos con los sectores más amplios de la sociedad».
Para evitar la «decadencia» o la «crisis», Lavagna propuso «cambiar la manera de gobernar». Pero -según valoró- «como no parece estar a la vista, eso no se va a producir y claramente se entrará en una etapa de decadencia donde devuelta los que más van a sufrir son los sectores que menos tienen».
El economista remarcó que una «decadencia» es un proceso «más lento» que una «crisis» y dijo que los síntomas económicos se «ven» en los impuestos que pagan los sectores que menos tienen, las asignaciones familiares, las jubilaciones. «Es una repetición ahora desde una versión de izquierda de lo que fue la decadencia de la convertibilidad, desde una versión conservadora de derecha», advirtió.
Por último, Lavagna envió un «mensaje» a los empresarios, sindicalistas, a los políticos del justicialismo. «Les diría que se animen, que no tengan mieditos porque si todo el mundo responde de la misma manera es más difícil marcar los errores constructivamente», pero rechazó la «oposición rabiosa, que también tenemos, de algunos o algunas iluminados».
«Si en lugar de ir a aplaudir a primera o segunda fila, hay que animarse a decir con tranquilidad las cosas que creemos, que la inflación no es ni 8%, ni 9% anual, sino que es 25%; que las empresas no están invirtiendo lo suficiente y en consecuencia no están generando empleo; que la política energética es una verdadera locura que no está dejando una nueva deuda al país. Hay que animarse a decir estas cosas y tratar a su vez de proponer alternativas», concluyó.
• Candidato
Al referirse al último cacerolazo, Lavagna dijo que fue una protesta «espontánea», que marcó que la sociedad está fragmentada, y se quejó por que «los países profundamente divididos son los que no progresan».
Sobre otra eventual postulación a jefa de Estado, dijo: «Tengo la misma disposición, voluntad, compromiso para con el país que creo que demostré tanto en 2002, cuando asumí en condiciones extremadamente graves del país, como en 2007, cuando a pesar de que todo estaba en contra intenté plantear una alternativa a la casi reelección que había en ese momento».
Sin embargo, aclaró que la definición de una candidatura «sigue vigente, pero depende de las circunstancias. Los seres humanos no decidimos todo, las circunstancias tienen mucho que ver».
Fuente > http://www.ambito.com