El proceso de prepararse para recibir un sueño de orientación se denomina «incubación de sueños» y ha sido practicado durante muchos siglos. La clave está en prepararse para recibir la orientación interior y en no tener prejuicios ante lo que pueda venir, ya que la obtención de información procedente de los sueños es una aventura singular. Aunque existen sueños y sueños: sueños que deben tenerse en consideración y sueños que no, sueños que deben meditarse, anotarse, interpretarse, y sueños que deben olvidarse.
Todas las situaciones que se dan en nuestros sueños tienen que ver con nuestro estado de vigilia, sólo que no es fácil ver esta relación, para ello debemos aprender a interpretar el lenguaje de nuestros sueños. Pero ante la dificultad que supone este conocimiento, la mayoría de los mortales vivimos indiferentes frente a nuestros sueños y sufriendo nuestras pesadillas; sin embargo, cada vez más individuos consiguen no sólo la capacidad de recordarlos y la posibilidad de interpretarlos, sino que también aprenden a programarlos.
«Si te molesta una desdicha, duérmete encima» dice un antiguo refrán, refiriéndose a que en sueños podremos encontrar soluciones que durante la vigilia no vemos. Tampoco es que los sueños tomen decisiones por nosotros, simplemente, trabajan con nosotros en su búsqueda.
LOS SUEÑOS PROGRAMADOS.
Nos podremos preguntar de dónde vienen esas respuestas que llegan a través de determinados sueños. Al respecto, algunos estudiosos del tema dicen que proceden del subconsciente individual; otros sostienen que mientras dormimos entramos en contacto con la mente colectiva, y que de ella extraen los sueños su «sabiduría». Sin embargo, lo importante es descubrir por nosotros mismos si, a través de los sueños, podemos llegar a profundizar en situaciones que nos perturban o preocupan.
Ya nuestros abuelos sentenciaban: «La noche lleva consejo»; y cierto es que, aunque a lo largo de los años se vio a los sueños desde distintas perspectivas, nunca dejaron de interesar al hombre.
Los egipcios creían que los dioses se aparecían en los sueños, mientras que para otros pueblos de Oriente representaban simplemente la percepción de cosas que existían, pero que no podían ser vistas ni oídas en estado de vigilia.
En Grecia y Roma los sueños debían ser obedecidos, atribuyendo su inspiración a los dioses. Su interpretación estaba a cargo de los sacerdotes del oráculo. Uno de los más conocidos es el Oráculo de Delfos.
En la Edad Media, simplemente eran considerados producto de las artes diabólicas; en la época victoriana, con Freud como su principal representante, se creía que eran la manifestación de los deseos reprimidos y, en la actualidad, son un gran campo de experimentación científica.
INCUBACIÓN DE SUEÑOS.
El proceso de prepararse para recibir un sueño de orientación se denomina «incubación de sueños» y ha sido practicado durante muchos siglos. Podemos remontarnos a la antigua Grecia donde la gente viajaba a los templos de los sueños para recibir uno que los orientara a tomar alguna decisión.
La clave está en prepararse para recibir la orientación interior y en no tener prejuicios ante lo que pueda venir, ya que la obtención de orientación procedente de los sueños es una aventura singular.
El primer paso sería seleccionar un problema de nuestra vida actual al que estemos buscando solución. Debemos analizar el problema durante la vigilia y hacernos una pregunta concisa sobre el tema que nos repetiremos mentalmente durante el día. Luego, cuando estemos entrando en el sopor previo al sueño, debemos repetirnos la pregunta. Por último, debemos abandonar cualquier preocupación sobre el éxito o el fracaso de lo que nos proponemos.
Cuando despertemos debemos, inmediatamente, escribir los sueños o los fragmentos de los mismos que recordemos. No debemos ser selectivos, debemos apuntarlo todo: imágenes, asociaciones, sensaciones…
Luego de registrar el sueño, o los fragmentos de sueños que recordemos, debemos explorar lo soñado, analizar todo lo recordado aunque parezca que no tiene ninguna relación con la pregunta, sin olvidar lo que sintetiza muy bien R. De Becker : «No nos cansaremos de repetir que no existe una clave para los sueños y que la base sólida de cualquier análisis de los sueños se halla siempre en las asociaciones y comentarios del que sueña.» «Nunca podremos decir hasta qué punto sería peligroso utilizar las traducciones de los símbolos como si se tratara de un léxico» agrega J. Solotareff.
Es probable que en los contenidos oníricos encontremos la respuesta, el consejo o el diagnóstico buscado. También es probable que necesitemos insistir para conseguir un sueño que sea una respuesta clara. Pero, sobre todo, debemos tener en cuenta que algunos de los mensajes de nuestros sueños conciernen a las preguntas formuladas y sin formular con las que luchamos a diario, y que el propósito de los sueños orientativos siempre es el mismo: proporcionarnos mensajes de nuestro yo interior que nos ayudarán a vivir más felices y creativos.
También es conveniente tener claro que no todos los contenidos oníricos son importantes. Existen sueños y sueños: sueños que deben tenerse en consideración y sueños que no, sueños que deben meditarse, anotarse, interpretarse, y sueños que deben olvidarse. Como dice Celestín de Mirbeille «El creer ciegamente en los sueños es señal de superficialidad, pero ignorar sus advertencias es señal de ¡peligrosa imprudencia!».
Por lo mismo, tampoco es aconsejable actuar únicamente como resultado de la orientación que nos puede venir en sueños, siempre debemos preguntarnos: ¿Es este un buen consejo? ¿Parece razonable? Aunque, siempre reconociendo que soñar es un privilegio, un juego, un don: una de las pocas gracias concedidas a todos los hombres en la misma medida.
Fuente: EFE
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