A nadie escapa que la falta de monedas se ha convertido en un problema.
Si bien la inflación las ha hecho en muchos casos prescindibles, y la masiva emisión de la tarjeta de transporte Sube las ha descartado de su utilización para viajar en colectivo, existe un corrosivo argumento que parece haber puesto en jaque la existencia de estas piezas metálicas que resultan indispensables para una operación que forma parte indiscutible de la transacción económica con un medio de cambio como es el dinero: el vuelto.
Varias fuentes del mercado financiero y bancario que pidieron reserva señalan que en los últimos meses se dio una fuerte actividad ilegal de fundición de monedas.
La razón hay que buscarla en el valor nominal que ostenta la pieza metálica (generalmente acuñada en cobre, níquel y aluminio) y su verdadero valor de mercado, si se toma en cuenta el metal con el que están hechas.
En numerosas ocasiones a lo largo de las últimas décadas las monedas han sido fundidas cuando perdían valor a causa de la inflación.
No es la primera vez, y en este caso es fácil inferir que las próximas monedas serán las de 1 y 2 pesos cuando pase algún tiempo, dijo un eximio analista y especialista en metales de una de las principales casas de cambio.
El dato es que faltan monedas de 25 y 50 centavos, si bien ya resulta toda una extrañeza la circulación de monedas de 1, 5 y 10 centavos.
Así, por ejemplo, la moneda de 1 centavo es hoy 6 veces más valiosa si se vende como metal que si se entrega al valor «facial». Esta diferencia (que se calcula a la cotización del dólar oficial) es aún más importante si se toma el valor del dólar paralelo.
En el caso de la moneda de 5 centavos, su valor en metálico asciende a $ 0,093, es decir, 86% más elevado (dólar oficial) e incluso 148% más caro si se toma el dólar paralelo.
Incluso la moneda de 25 centavos refleja la acción de la inflación, ya que en la versión compuesta 75% en cobre y 25% en níquel su valor metálico ya ha superado en un 51% el valor nominal de la pieza.
Se trata de un mecanismo tradicional que resulta lógico a la luz de la desvalorización del poder adquisitivo del peso argentino y la valorización de los commodities, especialmente el cobre, aluminio y níquel que es el material del cual están hechas las monedas, señaló Remo Gionco, un portfolio manager independiente que es a su vez uno de los mayores especialistas en monedas argentinas de todos los tiempos.
Consultado, en el Banco Central prefirieron no hacer comentarios sobre el particular, si bien señalaron no desconocer las versiones sobre la fundición del metal acuñado.
Sin distribución
En las entidades financieras se quejan: hace 3 meses que el Banco Central no entrega monedas y por esa razón cada vez que un cliente quiere cambio no podemos dárselo, dijo un cajero de uno de los principales bancos de la city.
Los datos del BCRA que figuran en las estadísticas oficiales señalan lo opuesto: en los últimos 12 meses, el BCRA sumó 49 millones de monedas de 5 centavos y 86 millones de monedas de 10 centavos a la circulación.
Esto implica el 60% del total de monedas que incorporó últimamente, ya que también sumó 19 millones de piezas de 25 centavos y 25 millones de piezas de 50 centavos a las que se sumaron 43 millones de monedas de 1 peso.
En lo que hace al porcentaje de monedas que sumó el BCRA en relación al total (pero separándolas por valor) el común denominador es que prácticamente en todos los casos se trató de un 3% adicional.
Las monedas se entregan pero muchas personas las guardan o no las utilizan porque ahora tienen la tarjeta sube, por eso faltan, señalaron en el BCRA.
Así, sostienen que la multiplicación de las tarjetas provocó que desaparecieran las terminales de colectivos como captadoras y proveedoras de monedas.
Por otro lado, en función de los 7.136 millones de monedas que (teóricamente) circulan en la economía local, el mayor porcentaje, un 36%, corresponde a piezas de 10 centavos mientras que otro 17% son monedas de 5 centavos.
Un 16% restante guarda relación con las piezas de 1 peso.
Fuente: http://www.cronista.com