Investigadores de Conicet en Córdoba trabajan junto a los más importantes institutos del mundo para estudiar las ondas gravitacionales, un enigma de la astrofísica que apasiona a científicos desde hace décadas.
La teoría de la relatividad de Albert Einstein revolucionó la física pero, además, fue determinante en la historia mundial. Aún hoy contrastar a través de la observación algunos de sus postulados devela a más de un científico y las ondas gravitacionales constituyen un caso de particular interés.
La concepción de tiempo y espacio que tiene la teoría de la relatividad es diferente a la de otras teorías: si no existieran los cuerpos que habitan el universo, el espacio-tiempo sería como una sábana estirada. Sin embargo, al colocarse diferentes objetos sobre este plano, se producen deformaciones: el espacio-tiempo se hunde en torno a los cuerpos y produce la atracción todo lo que los rodea.
Muchos investigadores definen las ondas gravitacionales justamente como arrugas en el espacio-tiempo, causadas por objetos de gran tamaño que al moverse producen una onda que se propaga, como ocurre cuando una piedra cae en una laguna. Estas ondas no se deforman, viajan sin perturbarse y, si se las analiza, pueden brindar información acerca del centro que las creó. Por lo tanto, constituyen una nueva fuente para conocer el universo y es por eso que medirlas despierta tanto interés.