A diez años y ocho meses de su secuestro, la Sala II de la Cámara en lo Penal de Tucumán dio a conocer el fallo contra los 13 acusados de sustracción, retención y ocultamiento agravado, en concurso con el delito de promoción de la prostitución. La lectura se demoró cuatro horas. Hay indignación de los familiares
Luego de diez años y ocho meses de secuestro de Marita Verón, que en ese momento tenía 23 años, culminó el proceso oral y público que se sigue en Tucumán desde febrero. Hoy, el tribunal integrado por Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascanodictó una esperada sentencia, que desilusionó a la querella, ya que absolvió a los 13 acusados: María Azucena Márquez e Irma Medina, sus hijos José Fernando «Chenga» Gómez y Gonzalo «Chenguita» Gómez, Pascual Andrada, Humberto Derobertis, Carlos Luna, Mariana Bustos, Daniela Milhein, Alejandro González, Víctor Rivero, María Rivero y Cinthia Gaitán.
Tanto el fiscal Carlos Sale como la querella habían solicitado una pena de hasta 25 años de prisión para los principales sospechosos. El abogado querellante Carlos Varela Álvarez también exigió que los imputados que aporten datos ciertos sobre su paradero.
El juicio, de gran repercusión nacional e internacional, se convirtió en uno de los casos más emblemáticos contra la trata de personas que tuvo como principal referente a Susana Trimarco, madre de «Marita» Verón.
La lectura de la sentencia fue sólo sobre la parte resolutoria, mientras los fundamentos serán conocidos antes de fin de año. A la indefinición sobre el destino de la joven se suma la inexistencia de pruebas materiales sobre sus periplos.
Por eso, aunque aún no se conocen los fundamentos, se deduce que la decisión judicial se fundamentó en la evaluación de las declaraciones de los 130 testigos que pasaron por la sala del proceso, en especial de las mujeres de identidad reservada que fueron víctimas de redes trata de personas. Precisamente, las defensas basaron sus estrategias en descalificar esos testimonios, y en todos los casos pidieron que se absuelva a sus clientes.
A lo largo de las deliberaciones quedaron expuestas, además, las deficiencias en la investigación policial y judicial en este caso y los vínculos con políticos, que afectó el resultado de toda pesquisa y se estima que puede derivar en la apertura de nuevas causas penales.
Para la audiencia final llegaron funcionarios del gobierno nacional, diputados nacionales, dirigentes sociales, gremiales y de organizaciones no gubernamentales. En cambio, Micaela, la hija de Verón -quien tuvo que soportar las burlas de los acusados-, no estuvo presente durante la lectura de la sentencia ya que el tribunal no le permitió ingresar en la sala por ser menor de edad.
El caso
Marita Verón desapareció el 3 de abril de 2002. Salió de la casa de su madre, en el barrio El Bosque, rumbo a la maternidad. El comisario Jorge Tobar y el padre de Marita, Daniel Verón, afirmaron que una prostituta les dijo que a la joven la vendieron a La Rioja.
Los secuestradores, según la acusación, fueron María Jesús y Víctor Rivero. Daniela Milhein y Alejandro González la tuvieron cautiva. Luego en La Rioja estuvo en los prostíbulos de Irma Medina y de sus hijos «Chenga» y Gonzalo. Los otros seis imputados habrían cumplido distintos roles en la red de explotación sexual.
La sentencia llegó tres días antes de que «Marita» Verón cumpla los 34 años. No se sabe si está viva en algún lugar del país o del extranjero, ni si tendrá motivos para festejarlos. En una entrevista con La Gazeta, su madre aseguró: “No se olviden que me quedé sola con mi nieta luchando contra las mafias, y con ese amor inmenso que siento por mi hija, porque la amo con todo mi corazón. Digan lo que digan y hagan lo que hagan, no voy a descansar hasta encontrarla».
Fuente > infobae.com