En el capítulo de anoche de “La que se avecina” los protagonistas se adentraron en el mundo del juego y los casinos.
Una multa sufrida por la comunidad de propietarios, la cual se encuentra en números rojos, les hace llegar a la conclusión que la única forma de conseguir el dinero rápido que necesitan es desplumando a la banca del casino, con lo que la mayor parte de los vecinos se desplazan hasta el Gran Madrid de Torrelodones, en busca de la suerte.
Como no podía ser de otra manera los desdichados vecinos terminan perdiendo lo poco que tenían, dando al traste su plan para reflotar su economía, y deciden montar su propio casino en el portal de su bloque, “El Gran Casino de Montepinar”. Al principio todo les va bien con su ruleta, sus tragaperras, blackJack y hasta partidas privadas de poker, hasta que entra en acción un ruso con mucha suerte que les hace perder miles de euros, los cuales no tienen.
Todos a la cárcel
Finalmente las pérdidas de este particular casino, les hacen tomar una medida de emergencia, llamar a la policía y denunciarse ellos mismos por juego ilegal, terminando casi todos los vecinos en la cárcel como era de esperar. El buen humor que siempre acompaña a los protagonistas de “la que se avecina” hace que todos terminen cantando y bailando en la celda, a pesar de que les esperan al menos tres días a la sombra.
El capítulo emitido ayer y perteneciente a la sexta temporada de la serie “la que se avecina” tuvo una mezcla entre enseñarnos por dentro cómo funciona un casino con las licencias y juegos y los problemas que el mismo puede causar de no jugar online de forma responsable.
Una de las actrices que es psicóloga y que se encuentra tratando a un paciente de ludopatía termina jugando compulsivamente aparte de mostrarnos la cantidad de dinero que se puede llegar a perder si no se juega con moderación y responsabilidad.
El extremo visto en la serie nos hace ver el mundo de los casinos como algo malo, aunque sí que sirve el capítulo para mostrar que no se debe jugar en casinos, ya sean online o en vivo, que no tengan la licencia correspondiente para operar.