Rotos, quemados, escritos, lavados, manchados, encintados o perforados.
¿Qué hacer con esos billetes en los que los números, los colores y hasta las facciones de San Martín, Sarmiento o Roca se alteraron, en algunos casos por un hecho accidental, como haberlos dejado olvidados o supuestamente «reguardados» en un lugar inconveniente?
Los billetes deteriorados pueden canjearse por otros en buen estado en una ventanilla habilitada en la sede del Banco Central, o bien en una sucursal del Nación o de otras entidades financieras (si no se detecta claramente la autenticidad del billete, el caso siempre terminará en la entidad regulatoria del sistema bancario).
El cambio por billetes utilizables, de no mediar dudas, se hace en forma inmediata.
Uno de los requisitos es llevar a la ventanilla al menos 60% de la superficie del papel a canjear. Esto es para evitar que un mismo billete sea cambiado dos veces -según explican en el Banco Central-, algo que podría ocurrir si una persona se presenta con una mitad (no se lleva un registro con el número de serie de los billetes ya anulados).
De todas maneras, puede haber casos de excepción a la regla del 60%, si se demuestra que ya no existe la otra parte, por cómo están los fragmentos presentados y por las pruebas del hecho que provocó la mutilación, que podría ser, por ejemplo, un incendio.
La causa más frecuente de los daños con los que llegan los billetes para canjear es, según afirman en la entidad financiera, la exposición indirecta al agua o al fuego.
Hay personas que optan por esconder ahorros enterrándolos en una maceta -dentro de un frasco- o poniéndolos… en el horno. En el primer caso, la humedad que por el riego se va filtrando a través de la tapa del envase, causa un deterioro progresivo. En el segundo caso, el daño es consecuencia del calor extremo, si se cocina algo sin retirar antes el dinero, ya sea por olvido, distracción o desconocimiento del escondite. La alta temperatura arruina también el dinero que queda guardado muy cerca de una cocina o de una estufa.
Lavado o escrito, sirve igual
Algo frecuente es olvidar plata en el bolsillo de una prenda que va al lavarropas. Luego de ser lavado, queda con sus imágenes borroneadas. Sin embargo, ese efecto no es un inconveniente para que el billete siga en circulación.
Que tenga inscripciones o manchas, o que esté pegado con cinta adhesiva, tampoco hace que los billetes sean inútiles. Pueden seguir siendo usados sin problemas, aunque al recibirlos es recomendable fijarse que las partes correspondan a un mismo billete, algo que suele no ser así.
En el Central recuerdan el caso de unos ambientalistas que, billete que llegaba a sus manos, billete que recibía el sello con la frase de rechazo a la instalación de fábricas papeleras en el margen del Río Uruguay: se presentó gente para cambiar esos papeles, pero en realidad no hacía falta, porque aún con leyendas siguen siendo válidos.
Aunque, claro está, no son el soporte recomendable para una consigna social, una declaración de amor o el registro apurado de un número telefónico. Menos aún, para las bromas o malos presagios dirigidos a quien lee.
Más allá de que no los inutiliza, poner leyendas o marcar el papel moneda acelera su desgaste natural. Otra práctica que hace a un daño más rápido, por efecto del roce, es llevar el dinero directamente en los bolsillos del pantalón, en lugar de colocarlo en una billetera.
Vida útil
Sin daños por una causa exógena, el normal uso de los billetes hace que su vida útil sea, en promedio, de 12 a 14 meses en el caso de los de menor denominación, y de 28 a 30 meses si se trata de los de 100 pesos.
Efecto de la inflación, los papeles con la cara de Roca -o ahora también de Evita- son cada vez más manipulados, ya que mes a mes van perdiendo poder de compra. Sin embargo, ese motivo de reducción del tiempo útil es contrarrestado por el avance de la utilización de otros medios de pago que evitan estar tocando billetes, como las transferencias automáticas o las tarjetas de crédito y débito.
Son las entidades bancarias, públicas y privadas, las encargadas de hacer llegar al Banco Central los billetes que ya están muy dañados por exclusivo efecto de su uso. Tras recibir pagos o depósitos de sus clientes, cada banco separa los billetes muy gastados para cambiarlos luego en el Central. Por viejos o por dañados, los billetes que salen de circulación van a una máquina trituradora.
En el caso de un papel deteriorado, ¿qué pasa si, al presentarse un particular para canjear, el cajero del banco tiene dudas sobre la legitimidad de un billete? En tal situación, la persona recibirá un «acta de retención» y un área del Banco Central deberá determinar en unos días la validez o no del billete, o de lo que quedó de él.
En su sede de Reconquista 266, en el microcentro porteño, el Central atiende canjes en horario bancario. Y en el 0-800-999-6663 se reciben consultas . Salvo el caso en que el billete es retenido para su inspección, el trámite no requiere llenar formularios. Y se excluyen las monedas que, aplastadas o alisadas, pierden su valor sin posibilidad de recupero.
Dos causas de deterioro
La exposición al agua o a temperaturas extremas arruina el dinero
Un billete lavado puede seguir circulando
Alcanzado por el calor del horno o de la estufa, el papel no sirve
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1537189-billetes-quemados-rotos-o-humedecidos-tienen-su-plan-canje