Por Bernardo Stamateas
La depresión tiene un circuito: el depresivo se aísla y tiene pensamientos negativos y es un proceso que se retroalimenta.
El depresivo se aísla, se encierra, se mete en su casa, se cierra para adentro, se hace una mente rígida, se mira para adentro y empieza a tener pensamientos erróneos y esos pensamientos empiezan a aislarlo más. Más se aísla más pensamientos negativos, más pensamientos negativos más se aísla. Entra en un círculo vicioso que no puede salir.
Para tener mentalidad antidepresiva, es preciso comprender: los errores son parte de mi crecimiento.
Los errores son parte de la vida. Tenés que dejar margen para la equivocación. El error está indicando que estás haciendo algo. El que no se equivoca es porque no hace nada. Nunca el que no hace nada debe decirle algo al que está haciendo. Nunca permitas que el que no hace nada venga a corregirte.
A nadie le gusta equivocarse y tenemos que aspirar a no equivocarnos pero todos nos equivocamos.
Las personas que poseen buen ánimo la mayor parte del tiempo saben que llevarse bien, tener gracia para dirigirse al otro, usar la empatía con los que más puedan y todo lo que les permita cuidar sus relaciones es fundamental. Muchas depresiones vienen por problemas interpersonales. Sabemos que es imposible agradar a todos pero tenemos que aspirar a llevarnos bien con “casi” todos.
En lo que hace a la relación con nosotros mismos, para cuidarnos de los bajones, necesitamos aprender a hablar en positivo. Cuando hablás en negativo te bloqueás. Te cuesta, porque tenés un no. Cuando aprendas a hablar en positivo, vas a aprender a divertirte. Tu vida tiene que ser una diversión, divertirte con tu familia, divertirte en tu trabajo o donde te encuentres y la atmósfera comenzará a cambiar.