Autoridades estadounidenses enfrentaban este martes un trámite poco usual: despachar un cargamento de 18 cabezas humanas a su destino final, un crematorio, luego de que fueran incautadas por inspectores en el principal aeropuerto de Chicago (Illinois, norte).
Las cabezas, cada una etiquetada con un nombre y la causa de su muerte, habían sido confiscadas antes de Navidad por funcionarios de aduana en el aeropuerto O’Hare de Chicago, tras ser enviadas a Estados Unidos desde un centro de investigación científica en Roma, dijo la portavoz del servicio médico del condado de Cook, Mary Paleologos.
En ese sentido precisó que «eran especímenes de anatomía utilizados para la investigación, que estaban adecuadamente preservados, envueltos y rotulados» cuando tocaron suelo estadounidense como un cargamento regular, en tres contenedores sellados para su ubicación final.
Pero cuando las cabezas embalsamadas pasaron por la máquina de rayos X del aeropuerto O’Hare, uno de los más transitados del país, fueron confiscadas por funcionarios de la aduana, quienes determinaron que la documentación que traían no estaba clara.
«En este momento se está resolviendo el tema de los papeles» para que los contenedores puedan seguir hasta su destino final, el servicio de cremación del área de Chicago, dijo Paleologos a la AFP.
Hasta ahora, las cabezas permanecen almacenadas en la morgue del condado de Cook.
Paleologos no pudo identificar el centro de investigación de Roma que envió el cargamento.
Estados Unidos, país que permite el uso de restos humanos con fines científicos, es un importante centro para el creciente comercio internacional de órganos utilizados para la investigación médica.