Alejandro Bercovich
Los turistas argentinos que se animaron a vacacionar en el exterior pese a las restricciones cambiarias impuestas durante 2012 aprendieron rápido a minimizar el costo de no poder acceder a los dólares en efectivo. En los destinos más visitados de países limítrofes es común ver que los argentinos sólo compran en negocios que les aceptan tarjetas de crédito o débito, con las cuales pagan la moneda extranjera al valor oficial más la retención del 15% ($ 5,70) y evitan el recargo de hasta el 50% que sufren quienes acuden al blue. Pero otro sistema que descubrieron algunos viajeros consiste en aprovechar ciertos locales como cajeros automáticos ad hoc: a cambio de una comisión que va del 5 al 10%, los comerciantes facturan una venta con tarjeta y entregan el efectivo al cliente, que se hace de pesos uruguayos, chilenos, bolivianos, colombianos o de reales. Las operaciones se pactan por montos chicos que no alcanzan para volver con divisas para atesorar en la Argentina, pero sí para los gastos pequeños que no pueden hacerse con tarjeta.
Por el pico de demanda estacional y los problemas con el permiso de la AFIP para comprar al precio oficial ($4,96) en bancos, algunos viajeros se resignaron a acudir al blue y terminaron pagando más de $7,30 por dólar. Sin embargo, según un informe que publicó días atrás la consultora Abeceb.com, esa diferencia récord no se mantendrá tras la temporada veraniega y la brecha entre el oficial y el paralelo “no debería ampliarse en los próximos meses respecto de los valores que se registraron en la última parte de 2012, en torno del 32%-33%”.
Del mismo modo que cueveros y arbolitos aprovecharon ese pico de demanda para estirar el spread del paralelo, los comerciantes extranjeros habituados al trato con argentinos también empezaron a sacar ventaja de sus receptores tipo POSnet. Gastón, un estudiante porteño que viajó a Viña del Mar, realizó durante este mes dos “extracciones” de 5.000 pesos chilenos (poco más de 100 dólares) en sendos comercios de esa ciudad trasandina. Según relató a BAE Negocios, la primera vez se lo ofrecieron en un minimercado y no le cobraron por el servicio. La segunda fue en un local de ropa y allí debió dejar un 5 por ciento.
En el Caribe colombiano, destino de moda este verano entre jóvenes porteños y bonaerenses de clase media, algunos comercios también empezaron a ofrecer ese tipo de extracción encubierta. Federico, un médico de 28 años que viajó con dos amigos a Taganga y Parque Tayrona, logró sacar 300.000 pesos colombianos (unos 160 dólares) de un almacén de ramos generales cerca de Santa Marta. Recibió 270.000 colombianos luego de abonar un 10% de comisión, pero terminó accediendo a la divisa a un valor equivalente a $6,27, muy inferior al del blue.
“Lo hicimos porque la AFIP no nos autorizó la compra oficial, no teníamos dólares y en algunos pueblos no se podía comprar nada con tarjeta”, explicó Federico a este diario.
La situación es la misma de cientos de turistas que no obtuvieron la venia del ente que conduce Ricardo Echegaray, o que la consiguieron pero no lograron hacerla efectiva porque al llegar al banco se encontraron con que no funcionaba el sistema. Según estadísticas gubernamentales, cerca de dos millones de argentinos viajan por año al exterior. La mayoría durante el verano.
En cualquier caso, esta temporada, el “tarjeteo” es ley para los argentinos que salen del país. Y las primeras cifras del Banco Central disponibles para 2013 ya registran ese impacto. El último Informe Monetario Semanal de la entidad da cuenta de un aumento de 20 millones de dólares en el stock de créditos con tarjeta en moneda extranjera entre el 31 de diciembre y el 11 de enero. El saldo total aumentó de 239 a 259 millones. Un mes atrás, a mediados de diciembre, el stock era de 217 millones.
El hostel de Viña que quiere lechuga
“Che Lagarto”, una cadena de hostels de capitales argentinos con sedes en casi toda Sudamérica, también intenta sacar provecho de la brecha existente entre el dólar oficial y el blue. Para sus habitaciones en Viña del Mar, ofrece un 15% de descuento a quienes paguen en billetes verdes contantes y sonantes. Así, quienes pagan con tarjeta (la mayoría, argentinos) terminan pagando un 15% más, además del 15% que les retiene la AFIP a cuenta de Ganancias. Los turistas sospechan que la mecánica apunta a hacerse de efectivo para luego vender en el mercado blue.
fuente > http://www.diariobae.com