OTAY MESA, California—Los agentes federales que pasan sus días en busca de los túneles que se usan para traficar marihuana desde México a Estados Unidos conocen las señales de un pasadizo ilegal, escondido dentro del laberinto de depósitos de mercancía en esta comunidad fronteriza justo a las afueras de Tijuana.
Saben que los túneles grandes cuestan alrededor de US$1 millón y que su construcción se puede demorar hasta nueve meses. Conocen al presunto capo de la droga que está detrás de los pasadizos más sofisticados —incluyendo uno que tiene un sistema de riel eléctrico — que han estado apareciendo en la frontera con una frecuencia alarmante.
Pero un misterio constante se mantiene en el corazón del fenómeno de los narcotúneles: la identidad de las personas que diseñaron y construyeron estas hazañas de la ingeniería.
Mientras los agentes fronterizos se enfocan en investigar y desmantelar las redes que financian y utilizan estos túneles, encontrar a los ingenieros es algo crucial, afirman los agentes federales.
«Yo asemejaría eso a ganar la lotería de la seguridad pública», apuntó Derek Benner, el agente especial a cargo de investigaciones para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU., en la ciudad de San Diego. «Estos tipos serían una fuente de información abundante para nosotros».
Los narcotraficantes han estado excavando por debajo de la frontera por dos décadas. Desde 1990, se han descubierto 159 túneles que cruzan a EE.UU. desde México. La construcción se disparó conforme aumentó la seguridad fronteriza, obligando a los traficantes a acudir al subsuelo. En los últimos cuatro años, la construcción de túneles ilegales aumentó en 80%, de acuerdo a un reporte federal de 2012.
El más reciente fue hallado en diciembre en Tecate, México, a unos 55 kilómetros al este de San Diego, por miembros del ejército mexicano. El pasadizo cruzaba hacia California pero su salida aún no había sido construida, indicaron los agentes federales.
Los túneles son empleados principalmente para traficar marihuana hacia EE.UU., pero agentes del Departamento de Seguridad estadounidense aseguran que los pasadizos presentan «una significativa amenaza de seguridad» y podrían también ser utilizados para traficar armas o efectivos a través de la frontera. La mayoría se encuentran en Arizona y California, son hoyos rudimentarios, o aprovechan sistemas existentes de drenaje a través de la frontera.
Los túneles más sofisticados tienden a brotar en Otay Mesa, una ajetreada población fronteriza que forma parte de San Diego, en donde una tierra arcillosa permite pasajes más largos y profundos y la presencia de depósitos y bodegas ayudan a ocultar las salidas. Los túneles tienen a menudo más de 300 metros de extensión, fortalecidos con concreto o madera y equipados con sistemas de ventilación, teléfonos, alumbrado y, en un caso, un sistema de riel eléctrico capaz de propulsar toneladas de marihuana por debajo de la frontera a unos 30 kilómetros por hora.
Los túneles normalmente empiezan en una casa en México, corren por debajo del muro fronterizo y ascienden a un distrito de depósitos que se usa para almacenar productos de comercio transfronterizo legal. Los agentes normalmente los descubren cuando detectan actividad anormal en las bodegas en lado estadounidense, como turnos de trabajo nocturnos, o caminos estacionados que parecen que nunca se mueven.
En 2009, las autoridades descubrieron un túnel debajo del piso falso de un baño construido sobre un ascensor hidráulico que descendía 27 metros bajo tierra. «Era una maravilla de ingeniería», apuntó Jerry Conlin, un agente de la patrulla fronteriza de EE.UU., quien señaló que el túnel tenía ventilación, alumbrado y teléfono. Después de que un túnel es descubierto, los agentes federales lo llenan con concreto de alta resistencia para sellarlo, indicó.
Los agentes federales creen que los arquitectos vienen de Durango, un estado minero al norte de México y que hay un grupo pequeño de ingenieros de confianza, que son altamente valorados y protegidos por los narcotraficantes que los contratan, responsables por diseñar y supervisar la construcción de los túneles.
Las autoridades dicen que solamente conocen a un arquitecto que fue arrestado y sentenciado en EE.UU.: Felipe de Jesús Corona-Verbera, quien construyó uno de los primeros túneles sofisticados que fueron descubiertos en la frontera, un pasadizo de 60 metros desde Agua Prieta, al norte de México, hasta el estado de Arizona, y que se usaba para transportar cocaína. Fue hallado en 1990 y Corona-Verbera eludió a las autoridades por más de una década hasta que fue arrestado en 2003. Tres años después fue sentenciado a 18 años en prisión, de acuerdo a registros federales, y actualmente se encuentra detenido cerca de Tucson, Arizona.
«Si tiene un ingeniero que está construyendo túneles muy buenos, protegerá ese activo», aseveró Tim Durst, un agente especial asistente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, quien dirige a un equipo enfocado en túneles. «Es el elemento más importante que tiene».
En los últimos dos años, agentes en San Diego decomisaron 100 toneladas de marihuana con un valor estimado de US$60 millones, de varios túneles. Durante este período, las autoridades han obtenido 20 condenas vinculadas a los túneles en la frontera de San Diego, apuntó Sherri Walker Hobson, la asistente del procurador de EE.UU. en el distrito del sur de California.
Los fiscales en San Diego están solicitando al gobierno mexicano que extradite a José Sánchez Villalobos, después de que un jurado lo acusara de 13 cargos de tráfico de drogas y la presunta financiación de la construcción de dos de los túneles más largos en la frontera, incluyendo uno llamado el túnel Marconi. Los procuradores dicen que Sánchez Villalobos era miembro de la cúpula del cartel de Sinaloa. Su abogada, Guadalupe Valencia, indicó que Sánchez Villalobos niega los cargos y está peleando su extradición.
A pesar de redadas exitosas, los investigadores en esta ciudad y en México no han podido encontrar a los ingenieros. Los investigadores creen conocer la identidad de uno de ellos, señala Durst, «pero hemos chocado contra varios obstáculos en localizar a esa persona».
Las autoridades están perplejas sobre cómo los ingenieros logran ser tan precisos en la construcción de un túnel para que salga exactamente en el punto correcto en EE.UU. Durst cree que utilizan brújulas para ayudar a guiar su trabajo, pero le intriga cómo se las ingenian sin un dispositivo de posicionamiento global, que no funcionaría en el subsuelo.
«Hay demasiadas interrogantes», indicó Durst. «¿Cuáles son sus técnicas? ¿Cómo diablos construyen estas cosas tan bien?»