Juana Barraza es la madre de Maxi, un chico de 17 años asesinado de un ladrillazo en la cabeza por otro, apodado Sugus, en Moreno. Encontró la imagen del acusado en Facebook y solicita ayuda para poder encontrarlo
El 2 de febrero de 2011, Juana Barraza se organizaba para preparar la cena en su casa en Moreno cuando le dieron la peor noticia de su vida, con un grito seco: «¡Lo mataron a Maxi!». A la frase, lacerante la escuchó desde la vereda en la desesperada voz de una vecina, que segundos antes había sido testigo del horror, cuando al hijo de la mujer lo asesinaron de un golpe en la nuca con medio ladrillo arrojado con extrema violencia desde corta distancia.
Sugus, el apodo del agresor que perpetró el ataque por presuntas razones de celos, se escapó. Nunca fue detenido. Pero la mamá de la víctima no paró de investigarlo, seguirlo, acorrararlo. Cada dato que consiguió en este tiempo, lo aportó a la policía, que no supo/pudo/quiso atraparlo. Así las cosas, la mujer llegó a meterse en la red social Facebook, donde obtuvo la foto del asesino, publicada hoy Diario Popular
«La policía ya tiene la cara, ahora saben quién es para ubicarlo y encerrarlo. Es lo único que pido. También a la gente, para que me ayude si saben algo», explicó Juana, en diálogo con Diario Popular: «Mi hijo Maxi era mi vida, tenía 17 años, y no voy a descansar hasta que el responsable de su absurda muerte esté detenido, que pague por el daño que causó. En estos dos años hice de todo, seguí las huellas de esta persona por todos lados, me metí en villas, en boliches, donde fuera. Conocí a sus amigos, les hice preguntas, me gané su confianza. Pero no tenía la foto, necesitaba su cara. Así que nos metimos en Facebook a seguir con la búsqueda, haciendo lo mismo que en la calle, hasta que logré una imagen», explicó.
La historia del caso tiene su escenario en la calle Bequer, esquina 13 de Diciembre, del barrio La Reja Grande. «Una chica nos contó que un rato antes del ataque a Maxi ya lo había amenazado este Sugus. Le había dicho ‘despedite de tu vida, que es tu último día’. Maxi no me había contado nada. Seguro pensó que no pasaría nada. Este joven lo acusaba de andar con su novia, pero ni siquiera eso está probado, porque mi hijo no tenía pareja, no le había contado nada a nadie sobre una relación. Estaba muy drogado Sugus cuando lo mató. Yo creo que fue eso», contó la mujer.
Lo que se sabe, porque la secuencia fue observada por varios vecinos, es que Maximiliano caminaba hacia su casa, cuando fue abordado por Sugus, cuyo nombre es Rodrigo Quintana, actualmente de 20 años. «La concha de tu madre», fue la expresión salida de la boca del agresor, con la clara intención de provocar la reacción de Maxi, que a pesar del insulto se mantuvo calmo, aunque detuvo su marcha y le contestó con voz fría: «Vos no me vas a putear a mi mamá. A mí me enseñaron educación, y a mi mamá se la respeta».
Pero Sugus estaba decidido a concretar su amenaza. Primero fue un golpe de puño, luego patadas y más insultos. Maxi se defendió. No fue difícil esquivar las agresiones físicas, porque el joven estaba en mal estado. «Estaba drogadísimo. Incluso, le pidieron a Maxi que no le haga nada, porque Sugus apenas se mantenía en pie. Mi hijo se dio la vuelta y volvía para casa, pero este tipo agarró medio ladrillo de la calle, y le apuntó a la cabeza, desde atrás, con toda la cobardía. Pero le dio en la espalda», indicó Juana.
El proyectil impactó con potencia en la columna de Barraza, que, vencido por el dolor, se arrodilló en el piso. No tuvo tiempo de reaccionar. Sugus tomó nuevamente la piedra, y con su rival indefenso, volvió a dirigirla a la cabeza. Esta vez no falló. «Le dio directo en la nuca. Más cobardía que esa, imposible. Luego, se escapó. Mi hijo no tuvo ninguna posibilidad. Una vecina vino y me gritó desde la puerta que habían matado a Maxi. Yo no lo podía creer, pero fue así. Desde entonces no hago otra cosa que buscar al asesino», dijo la madre de la víctima.
Pese al esfuerzo de la mujer, Sugus mantuvo su estado de prófugo. El año pasado estuvo cerca de capturarlo. «Descubrí su aguantadero en Paso del Rey. Le avisé a la policía. Quería ir a buscarlo yo, pero me dijeron que se encargaban ellos. Yo confié. Pero cuando fueron no estaba, y ya no volvió. Muy raro. No bajé los brazos. Ahora descubrí su foto en Facebook, y me gustaría que la sociedad me ayude a encontrarlo».
«No me dejes mamá», dijo antes de morir
«Maxi era un chico normal, tranquilo. No tenía problemas con nadie en el barrio. Estaba estudiando y trabajaba en un country, haciendo tareas de mantenimiento. Tenía el sueño de comprarse algunas cositas que necesitaba, y al mismo tiempo ayudarnos en casa. Tengo el recuerdo de cuando fui corriendo al lugar donde estaba tirado, herido en la nuca. Lo abracé, lo levanté. Llegó a decirme algo: ‘No me dejes, mamá’. Fue el peor momento de mi vida. Se murió porque la herida era gravísima. No se pudo hacer nada», dijo Juana
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