Según los datos ofrecidos por la ONU, esa cantidad de fallecidos dejó la revuelta desatada desde marzo de 2011 por los rebeldes que intentan derrocar al régimen del líder Bashar Al Assad.
Siria se desangra. Esa es la panorámica que tiene hoy en día y una constante que se viene repitiendo desde la rebelión de los que intentan cambiar, promovidos por distintas naciones oportunistas, la autoritaria forma de vivir.
Un país en ruinas y devastado por una guerra civil que se originó en marzo de 2011 y que ya lleva casi dos años de violencia indiscriminada.
Escenas aterradoras son un paisaje reiterado en las ciudades de la República Árabe, las cuales se extienden a lo largo y ancho del país.
A fines de 2012, el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos daba cuenta de 45 mil muertos por el conflicto armado.
De acuerdo con los datos que maneja la Organización de las Naciones Unidas, unas 70 mil personas ya perdieron la vida por choques entre los insurgentes y las fuerzas que responden a Al Assad.
A su vez, las estadísticas marcan que hubo más de dos millones de éxodo de desplazados.
Navi Pillay, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, subrayó que “los civiles están pagando el precio” y pidió llevar el caso de inmediato a la CPI.