Por Brandon Griggs, CNN
(CNN) – “Redes sociales norcoreanas”. En el muy restrictivo país, en donde las personas prácticamente no tienen contacto de internet con el mundo, eso suena como un oxímoron.
Pero el 25 de febrero, Jean H. Lee de Associated Press se conviritió en la primera persona en tuitear desde Corea del Norte cuando publicó un mensaje en la nueva red inalámbrica 3G del país, disponible sólo para los extranjeros.
“Hola mundo desde el centro de comunicaciones en #Pyongyang”, escribió. Lee ha estado desde entonces muy activa también en Instagram en Corea del Norte, publicando imágenes de escenas de las calles, de comida y de afiches de propaganda del gobierno.
Como la jefe del buró de AP tanto en Corea del Sur como del Norte, Lees es la única periodista estadounidense que tiene acceso frecuente a la reservada nación, que ha visitado más de 20 veces. Ella dio un poco común vistazo a la vida digital más allá de la zona desmilitarizada, la parte de tierra que separa a Corea del Norte de su más abierta rival en el sur, durante una conversación en el escenario el sábado durante el festival interactivo South by Southwest.
En un momento en que Corea del Norte responde a las severas sanciones de parte del Consejo de Seguridad de la ONU con retórica hostil y amenazas, Lee describió al país como uno con dos mundos digitales paralelos: uno para los residentes y otro para los visitantes extranjeros. Mientras que los extranjeros ahora tienen acceso a internet de banda ancha, sin bloque en ciertos sitios web, los norcoreanos sólo pueden usar el servicio de intranet controlado por el Estado.
El país está muy rezagado del resto del mundo en términos de adopción digital, pero hay señales de que Corea del Norte intenta recuperar terreno, dijo Lee. La nueva red 3G Koyolink —de propiedad conjunta del gobierno norcoreano y una empresa egipcia— que fue lanzado el mes pasado marca un cambio en la política del régimen de Kim Jong Un, que también hace poco empezó a permitirles a los extranjeros llevar sus celulares al país.
“Estamos empezando a ver más apertura”, dijo Lee. “Estamos hablando de pasos pequeños. Todavía tienen un largo camino para ser una sociedad libre y abierta”.
Cuando Lee visitó por primera vez Pyongyang en 2008, los funcionarios de seguridad le confiscaron su iPhone en el aeropuerto, dijo.
“Me asusté”, dijo. “Intenté esconderlo en mi bolsillo”.
Además de Lee, también tiene actividad en redes sociales desde Pyongyang el fotógrafo de AP David Guttenfelder, quien con frecuencia publica imágenes a sus 71.000 seguidores en Instagram. Sus fotos ofrecen una mirada fascinante de la vida y la cultura norcoreanas: adolescentes patinando en una pista, una mujer enfrentando una tormenta de nieve, imágenes de su comida en un vuelo de Air Koryo, la aerolínea norcoreana.
Lee dijo que Corea del Norte, un país de alrededor de 25 millones de personas, sólo tiene cerca de un millón de celulares, aunque los dispositivos están ganando popularidad. Los norcoreanos no pueden acceder a Facebook o twitter, aunque tienen redes sociales primitivas —como boletines de anuncios en línea— en los que los usuarios comparten sus opiniones sobre temas inofensivos como la música pop, dijo.
Todo lo que los habitantes de Corea del Norte hacen en línea está atado a su identidad, dijo Lee, así que es fácil para el gobierno monitorear el comportamiento de los usuarios en la intranet. Lee dijo que ella ha pasado poco tiempo en la red limitada del país pero no ha visto evidencia de que las personas usen redes clandestinas para hablar de manera más libre.
“Me gustaría (ver eso). Pero sería muy peligroso, me imagino”, dijo. “Tienen una cultura de miedo en Corea del Norte que prevalece. Eso es algo que no va a cambiar de repente”.
Cuando la exestrella de la NBA Dennis Rodman hizo una extraña visita a Pyongyang el mes pasado, Lee dijo que ella le pidió al inesperado embajador que aprovechara la nueva red celular 3G de la nación. Él siguió su consejo, tuiteando “Vengo en paz. ¡Amo al pueblo de Corea del Norte!”.
Lee dijo que el gobierno norcoreano nunca ha intentado censurar lo que ella reporta. Pero ella es consciente de que las autoridades puedan estar monitoreando su uso de internet.
“En una situación en la que estoy accediendo a su banda ancha, ellos probablemente ven todo lo que yo hago”, dijo.