Hasta hace poco se pensaba que los senos maxilares, dos cavidades situadas a ambos lados de la nariz conocidos que cuando atrapan excesivas cantidades de moco causan infecciones como la sinusitis, no eran más que una reliquia «inútil» heredada de nuestros antepasados. Pero en la Universidad de Iowa (EE UU) acaban de identificar que juega un importante papel.
En concreto, tras estudiar los rostros de origen africano y europeo los científicos han concluido que estos senos han permitido que la nariz humana evolucione en cada país en función del clima para mejorar su función principal, que no es otra que es filtrar el aire para que sea lo más respirable posible. Así, en climas fríos la nariz ha evolucionado para ser cada vez más estrecha y alargada, que es la mejor opción para atrapar aire durante cierto tiempo y calentarlo y humedecerlo antes de que siga su camino hacia los pulmones. En climas cálidos, sin embargo, la nariz suele tener una forma ancha y corta, ya que el aire generalmente ya es caliente y húmedo, de modo que lo que interesa es dirigirlo hacia los pulmones lo más rápido posible. Eso explica por qué la nariz de los habitantes del norte de Europa es afilada, mientras que la de los africanos suele ser bastante más grande pero aplanada.
Por otro lado, usando un escáner de tomografía computerizada los científicos comprobaron que los senos maxilares de los europeos suelen ser un 36% mayores que las de los norteafricanos. La explicación: cuanto más estrecha y puntiaguda es la nariz, más espacio queda «disponible» para los senos maxilares. Dicho de otro modo, estas cavidades permiten que la nariz evolucione cómodamente para adaptarse a las circunstancias sin alterar ningún otro elemento de nuestra anatomía facial, tal y como concluyen los investigadores en la revista especializada ‘The Anatomical Record’.
Fuente > http://www.muyinteresante.es