Solange Aguirre, la joven de la localidad bonaerense de Benavídez que apareció asesinada y enterrada en una isla de Entre Ríos en septiembre pasado, fue mutilada y decapitada cuando aún estaba con vida, según determinó un estudio complementario a la autopsia.
A partir de este peritaje, el fiscal de Benavídez, Sebastián Fitipaldi, analiza solicitar el cambio de carátula por una más grave para el único detenido y confeso asesino, Alejandro Francisco Reynoso (40), y que su hijo Sergio Reynoso (19), quien en su momento fue liberado, sea imputado nuevamente como partícipe del crimen.
Los estudios histopatológicos realizados sobre algunos tejidos del cuello y otras heridas que presentaba el cadáver determinaron que hubo irrigación sanguínea al momento en el que a Solange le rebanaron las yemas de los dedos y los tatuajes y luego la decapitaron.
“Esto demuestra que Solange sangró y por lo tanto aún estaba con vida, cuando el asesino la llevó a la isla de Entre Ríos donde la mutiló y luego la decapitó de una manera salvaje”, dijo el abogado José Vera, quien representa a la familia de la víctima. Aguirre (22) era madre de dos niños, un varón de 5 años y una niña de 2, hija de Reynoso padre, a pesar de que nunca fueron pareja formal.
La joven fue vista por última vez el 5 de septiembre del año pasado, cuando salió a comprar cigarrillos a un supermercado chino de Benavídez, donde quedó grabada por cámaras de seguridad, y dijo que después iba a ir a hablar con el padre de su hija a una de sus pollerías, para pedirle el dinero de la manutención de la menor.
Según la confesión que Reynoso brindó ante la justicia, aquella tarde Solange lo fue a ver a uno de sus comercios de la Ruta 9, allí discutieron y él le pegó un golpe en la sien con una chaira para afilar cuchillos. Al advertir que la había matado -ahora las pericias determinaron que aún estaba viva- la decapitó y la enterró en Zárate Brazo Largo.
fuente > cronica.com.ar