Una empresa minera de Río Negro, proveedora de la arcilla, y una empresa especialista en plásticos también participan en el proyecto de depuración de efluentes, que se encuentra en etapas muy avanzadas, en el que intervienen investigadores del Centro de Tecnología de Recursos Minerales y Cerámica (el CETMIC de La Plata, que depende de la Comisión de Investigaciones Científicas y del Conicet); y del Instituto de Investigaciones e Ingeniería Ambiental y la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La contaminación de las aguas causada por líquidos provenientes de actividades industriales, mineras o agrícolas, es un problema creciente. Es por eso que, con la idea de solucionarlo, en laboratorios platenses se están desarrollando materiales especiales que están basados en arcillas que se modifican para aumentar su eficacia de extracción de contaminantes, que son procesadas para degradar las sustancias tóxicas o recuperar los metales que retuvieron, Según la explicación dada por Irene Maier, de la Comisión de Investigaciones Científicas. Este proyecto de investigación emplea arcillas naturales, denominadas «montmorillonitas», que, según se describió, son muy eficaces para capturar iones metálicos y moléculas orgánicas que tengan carga eléctrica positiva. Esto se debe a que las partículas de esta arcilla están compuestas por numerosas laminillas microscópicas cuya superficie está cargada negativamente en forma natural. Por ello atraen átomos y moléculas que tienen un exceso de carga positiva. Y como la distancia entre las láminas es expandible, las moléculas pueden introducirse entre ellas y quedan retenidas por fuerzas electrostáticas, lo que es conocido como «fenómeno de adsorción». Adelantos en la Ciudad En el CETMIC platense ya se han obtenido hasta el momento partículas de montmorillonita de dimensiones nanométricas (es decir, de algunas millonésimas de metro), mediante procesos de centrifugación y métodos químicos. Según explicaron los investigadores, la capacidad de retención y separación de la nanoarcilla es incrementada cuando se le suma la retención que poseen microorganismos ambientales seleccionados, como hongos y bacterias. Estos microorganismos son cultivados en condiciones óptimas, donde el grupo dirigido por Gustavo Curutchet logró formar estructuras de «bionanoarcillas», aprovechando la interacción entre microorganismos y nanomontmorillonita. Y según se destacó, su potencialidad en procesos de descontaminación de aguas es excelente. Aplicaciones «Uno de nuestros objetivos -explicó Rosa Torres, investigadora del CETMIC platense- es utilizar las nanoarcillas para adsorber metales del agua y luego recuperarlos, ya que si permanecen retenidos en las nanoarcillas que desechamos, siguen contaminando el ambiente. El proceso utilizado es atacar el complejo metal-arcilla con un ácido para que se forme una sal del metal que sea soluble, para así recuperar el metal y reutilizarlo. Esto no sólo tiene beneficios ambientales, sino también económicos. Hasta ahora estudiamos el proceso para recuperar cobre y uranio y seguiremos con metales como cromo, plomo, cadmio y níquel». Experimentación con frutas El grupo de investigación que dirige Torres ya ha diseñado aparatos con filtros de montmorillonitas para purificar efluentes de plantas empacadoras de frutas. En ellas se rocían las frutas con fungicidas antes de embalarlas, y se lavan las instalaciones con agua que es vertida en los ríos.
Centro dependiente de Conicet crea materiales anticontaminación
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