A lo largo de la historia, de manera transversal a las culturas y los siglos, la experiencia del paso hacia la muerte ha sido relatada por quienes «vuelven» de ella a través de sensaciones similares: se camina por un túnel y al fondo se ve una luz brillante, se tiene la sensación de estar en otra “realidad”, de flotar y abandonar el cuerpo. Estos testimonios forman parte de un fenómeno que la ciencia moderna ha llamado Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). A pesar de las descripciones que tenemos desde la filosofía, el arte y la espiritualidad, la ciencia continúa haciéndose preguntas: ¿Es un “engaño” de la mente? ¿Es un mecanismo de defensa psicológica? ¿Es un alucinación? Estos fenómenos han sido largamente documentados en la literatura, el cine, el teatro y la televisión, generando numerosas creencias y teorías de todo tipo. Desde un punto de vista científico, las ECM son muy diífciles de explicar porque no se dan en situaciones controladas sino en condiciones caóticas, por lo que resulta imposible estudiarlos bajo el método científico en tiempo real. Recientemente, la Universidad de Liège y los investigadores de Coma Science Group realizaron un estudio con una metodología diferente. Los expertos exploraron las memorias de personas que habían vuelto de una ECM y plantearon una hipótesis: si los recuerdos son producto de la imaginación, sus características fenomenológicas (sensaciones, referentes subjetivos, emociones, detalles espaciales) deben ser parecidas a las de un recuerdo imaginado. Si, en cambio, las ECM se viven en una forma similar a la realidad, sus características serán cercanas a los recuerdos de los eventos reales. Los investigadores compararon las respuestas de un grupo sobrevivientes de ECM (que “despertaron” de un coma) y de un grupo de voluntarios que no habían vivido esa experiencia. Con la ayuda de un cuestionario, evaluaron las características fenomenológicas de tres tipos de recuerdo: el de una ECM, el de un evento real y el de un evento imaginado. Los resultados fueron sorprendentes. Los recuerdos de una ECM no se parecían a los de un evento imaginado, sino que sus características fenomenológicas eran las mismas que las de un evento real. Incluso los detalles eran más numerosos y complejos. Esto los llevó a la siguiente afirmación: a pesar de los mecanismos fisiológicos que se detonan durante una ECM, los individuos no la perciben como un recuerdo imaginado sino como un evento real que tuvo lugar en sus vidas. Cuando ocurre una ECM el cerebro funciona caóticamente. Los mecanismos fisiológicos y químicos están completamente alterados, exacerbados, o bien, disminuidos (como en situaciones de anoxia e hipoxia). Algunos estudios explican que este desorden fisiológico en el lóbulo temporo-parietal influye en la percepción de una ECM. El estudio de la Universidad de Liège no descarta que esos mecanismos fisiológicos contribuyan a crear una percepción equivalente a “estar fuera de la realidad”; de cierta forma, el cerebro estaría “mintiendo”, como en una alucinación. Sin embargo, al estudiar a fondo las cualidades de cada recuerdo, resulta sorprendente que aún en condiciones caóticas (fisiológicamente hablando), el recuerdo de una ECM sea extremadamente detallado, preciso y perdurable en el tiempo. Numerosos estudios han profundizado en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte, pero al mirarlo por separado, ninguna teoría es capaz de explicar la experiencia en su complejidad. Este tipo de estudios confirman la necesidad de realizar estudios inter o transdisciplinarios, donde diversos saberes se cruzan y se complementan para develar otras formas de conocimiento. Fuente: http://es-us.mujer.yahoo.com/blogs/pasionaria/la-luz-al-final-del-tunel-alucinacion-o-153959483.html
La luz al final del túnel: ¿Es una alucinación o una realidad?
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