«No celebramos, es un indicador de que todavía tenemos que seguir profundizando la tarea por el casi 40% de niñas y niños que siguen trabajando», aseveró María del Pilar Rey Méndez, presidenta de la Comisión Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti). La profesional recordó que la tasa de trabajo infantil en 2004 era «del 6,4%, y en 2012 fue del 2,2%, lo que implica una reducción del 66%» en estos 9 años. Rey Méndez adelantó que, gracias a la tarea conjunta entre la cartera de Trabajo y de Salud «estamos desarrollando un circuito de notificaciones para consignar en las historias clínicas, patologías en niñas y niños relacionadas con el trabajo infantil». Consideró que este proceso en marcha, que está en etapa de capacitación y desarrollo «será un insumo esencial, ya que hemos comprobado que los agentes de salud son los primeros en detectar que el niño trabaja». La creación de comisiones provinciales destinadas a eliminar el trabajo infantil, la articulación entre el sector público y privado, y la coordinación de tareas entre Nación, provincias y municipios en pos de este objetivo fueron parte de los ejes de la política pública para combatir esta problemática, reseñadas por la funcionaria. Resaltó que «ya son más de 100» los representantes privados que conforman la Red de Empresas contra el Trabajo Infantil «un modelo único en el mundo de articulación para sensibilizar y eliminar» esta práctica ilegal. Rey Méndez también valoró como un avance «la penalización de la utilización de mano de obra de niños, delito que contempla una pena de 1 a 4 años de prisión, no excarcelable». Se refirió así a la reciente modificación parlamentaria, impulsada por el Ministerio de Trabajo, del artículo 148 bis del Código Penal que condena con la cárcel a quien ejerza la explotación laboral de menores de edad. El abordaje regional de la problemática «liderada por Argentina en el Mercosur, es otro avance, ya que las políticas aplicadas no serían del todo efectivas si no son consensuadas con los países de le región», señaló la funcionaria. Por su parte, Anahí Aizpuru, coordinadora del Observatorio de Trabajo Infantil y Adolescente (OTIA), aportó que los olores fuertes, la poca luz, los ruidos excesivos, las cargas pesadas, y las actividades nocturnas, son algunas de condiciones que más perjudican a la niñez y adolescencia que trabaja. Si bien la especialista reconoció que «es muy difícil medir la problemática, lo que hacemos es una seria de estudios cuanti y cualitativos en coordinación con otros organismos, universidades y agencias internacionales, que nos permiten obtener herramientas de análisis». En tanto, Silvia Kutscher, encargada de coordinar las inspecciones relacionadas con trabajo infantil y protección del trabajo adolescente de la cartera laboral, valorizó «el rol esencial de los inspectores laborales, como actores claves en la promoción de derechos». La funcionaria resaltó que «se capacita a quienes deben relevar la situación de niñas y niños, ya que están frente a personas con derechos vulnerados, por lo que hay que actuar con líneas de acción claras y respetuosas de sus derechos». Kutscher afirmó que «no se trata sólo de hacer un acta de infracción a quien tiene mano de obra infantil, se trata de restituir derechos, y para eso, el inspector es un puente». En Argentina la legislación admite el empleo a partir de los 16 años para cualquier tipo de actividad, con o sin fines de lucro, y prohíbe el trabajo a menores de 18 años en tareas peligrosas, riesgosas, nocturnas o insalubres. Las especialistas expusieron los avances de la política pública en la erradicación del trabajo infantil y en la protección del trabajo adolescente, durante la 10ª Semana por Más Salud y Seguridad en el Trabajo que concluyó el viernes en el predio de Tecnópolis.
Se redujó 66% el trabajo infantil
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