El papa Francisco pidió este domingo la pacificación de México y Colombia durante el rezo Regina Coeli al término de la ceremonia en la plaza de San Pedro para la canonización de los primeros santos de su pontificado, entre ellas la mexicana Guadalupe García Zavala y la colombiana Laura Montoya. «En las manos de Santa Guadalupe García Zavala ponemos a todos los pobres, los enfermos y a cuantos asisten, y encomendamos a su intercesión a la noble nación mexicana, para que desterrada toda violencia e inseguridad, avance cada vez más por el camino de la solidaridad y la convivencia fraterna», clamó el Papa ante cientos de peregrinos y autoridades de ese país que asistían a la ceremonia. A los colombianos, el Papa pidió que sigan «trabajando por la paz y el justo desarrollo». Un pedido que resulta un claro respaldo a la política del presidente Juan Manuel Santos, empeñado en un complejo diálogo de paz con la guerrilla marxista de las FARC, presente en la ceremonia junto con la canciller, María Ángela Holguín y el presidente de la Cámara de Representantes, Augusto Posada. «Que por intercesión de Madre Laura Montoya, el Señor conceda un nuevo impulso misionero y evangelizador a la Iglesia, y que, inspirados en el ejemplo de concordia y reconciliación de esta nueva santa, los amados hijos de Colombia continúen trabajando por la paz y el justo desarrollo de su Patria», clamó el Papa ante cientos de peregrinos de ese país que enarbolaban sus banderas. Antes del rezo dominical el papa proclamó los primeros santos de su pontificado: Laura Montoya y Upegui (1874-1949), la monja mexicana Guadalupe García Zavala, conocida como madre Lupita (1878-1963) y el zapatero italiano Antonio Primaldo y sus 800 compañeros mártires asesinados en el siglo XV a manos de los otomanos. Durante la misa de canonización, el papa Francisco dijo que santa Laura Montoya fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas y que enseñaba a vencer la indiferencia y el individualismo. El papa argentino recordó que Montoya, la primera santa colombiana, enseñaba a los hombres a ser generosos con Dios, «a no vivir la fe solitariamente, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos». «Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, acogiendo a todos sin prejuicios ni reticencias, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos: Cristo y su Evangelio», subrayó.
El Papa Francisco pidió a México y Colombia «desterrar la violencia y la inseguridad»
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