La enfermedad de Raúl Moneta

El 17 de abril, Raúl Moneta (68), el ex banquero estrella del menemismo devenido en uno de los aliados más inquietantes del poder K, fue internado en la clínica FLENI de Belgrano, según diversas fuentes. Los síntomas eran intensos: hipertensión arterial, incontinencia urinaria, fiebre alta. Permaneció allí tres días. No habría sido la primera vez: fuentes cercanas a la institución hablan de otras internaciones en febrero y marzo, por trastornos neurológicos con síntomas como bradipsiquia –caracterizado por la lentitud de pensamiento–, y disprosexia, una alteración de la conciencia en donde se dificulta fijar la atención. Pero en febrero, tras un test que Moneta mismo autorizó, se hizo un descubrimiento inquietante: un extraño virus. El directivo de uno de sus medios apunta: “Lo que sabemos es que le afecta la médula ósea, esa es la versión oficial acá. Cerró el círculo, sólo habla con sus hijos. Acá va a haber cambios”. Moneta se dejó ver por última vez en las oficinas de su grupo empresarial en Puerto Madero hace más de 60 días. Sus hijos Raúl Cruz, Belisario y Faustino tomaron el control de sus negocios. Fuentes cercanas los definen claramente: “Ninguno comparte el amor por la intriga política de su padre y sus tratos con la Casa Rosada”. Y una voz con cargo alto en el grupo agrega: “A ellos no les gusta el lío. Quieren alejarse de la política, facturar y punto”. NUEVO PATRÓN. Ante las preguntas de NOTICIAS sobre la salud de Moneta y el nuevo estado de sus negocios, la respuesta oficial del Grupo fue críptica: “Sin comentarios”. La paleta de medios y de otros emprendimientos de Moneta es amplia: controla radios como Rock & Pop, Metro, Blue, Splendid y la revista El Guardián, más apuestas como la ganadera Estancia La República y la nueva firma del grupo, la empresa de logística Tractus. Belisario y Faustino Moneta nunca fueron ajenos a las operaciones de su padre. El primero integra los directorios de sociedades anónimas como Corporación Infomedia y Radiodifusora Metro, entre otras. El segundo, tras haber ocupado cargos en Blue y Metro, es un importante directivo en Rock & Pop. Pero Raúl Cruz, el mayor, fue quien desembarcó en las oficinas de la calle Tucumán: hace poco más de un mes instaló ahí su propio despacho. Y, en febrero, de acuerdo con el Boletín Oficial, tomó la presidencia de Tractus, tras la renuncia de su padre. El nuevo negocio parece ser una apuesta fuerte: según datos del Banco Central, posee una deuda de 20 millones de pesos. Otra voz en el grupo dice: “Los medios están dando pérdida, no son tan rentables como antes”. Sin embargo, directivos de Rock & Pop y Metro desmienten posibles recortes. Pero también crece un rumor imperante en el mercado periodístico: el posible cierre de “El Guardián”, altamente oficialista y cuyo lanzamiento en el 2010 fue muy criticado por los hijos de Moneta. Hasta tuvo que ser editado por Editorial Apache SA, una firma con domicilio en San Luis, fuera de las usuales del grupo. Una fuente ligada al medio comenta: “La guita no está rindiendo. Hay una idea de convertirlo en sitio web, pero no se sabe”. En términos de publicidad oficial, no es el favorito de la Rosada: de acuerdo con Jefatura de Gabinete, recibió 6,7 millones de pesos en el primer semestre del 2012, una cifra mucho menor que la de otros empresarios mimados como Daniel Vila o Sergio Szpolski. Pero Moneta, en las últimas semanas, lanzó un gesto al menos significativo. Ante la Justicia, confirmó su participación en la trama del caso Ciccone al presentar un recurso de amparo en donde le reclamó al Estado más de 35,5 millones de pesos aduciendo ser el principal financista de la resurrección de la imprenta. Una alta fuente ligada al caso desliza: “Lo hizo por su enfermedad. En la presentación, explicó de dónde salieron los fondos para levantar a Ciccone. Puede ser investigado por eso”. Con su salud incierta, Moneta lanza una última señal al poder K. Fuente: http://noticias.perfil.com/2013-05-08-28975-la-extrana-enfermedad-de