En las horas posteriores al crimen de Ángeles Rawson, la funcionaria del Ministerio de Seguridad nacional Cristina Caamaño se presentó ante los investigadores a fin de solicitarle al juez interviniente que reforzara la seguridad del imputado, el portero Carlos Mangeri. La intención de la exfiscal fue evitar que se deprimiera y tomara una decisión drástica, así como garantizar su integridad luego de que su esposa asegurara que víctima de aprietes policiales para que se incriminara. En la declaración testimonial de Caamaño, a la que se tuvo acceso, la secretaria de Cooperación con los Poderes Judiciales, Ministerios Públicos y Legislaturas de la Nación le solicitó al juez Roberto Ponce que «considere reforzar la integridad física del detenido, dado lo declarado por la mujer», en el marco de las denuncias por presuntos apremios policiales, que la justicia no pudo probar desde que fueron formuladas. Según la declaración, Caamaño expresó ante el magistrado: «Tenía miedo que la persona se deprima, se ahorque, y tenía miedo que nos quedemos sin imputado». Cabe destacar que la presencia de Caamaño en sede judicial ocurrió horas después de la detención del encargado del edificio de la calle Ravignani y luego de escuchar a Diana Saettone, quien denunció públicamente que su marido había resultado «apretado», golpeado y amenazado por efectivos policiales que se movilizaban en un móvil de la fuerza para que se incriminara. «En caso de que esto sea así (por los apremios denunciados) el encargado de investigar es el Ministerio de Seguridad, y se prestará la colaboración necesaria por parte de Asuntos Internos para saber quiénes son los policías involucrados», indicó la funcionaria, quien inició una pesquisa que hasta el momento no arrojó resultados que verifiquen tal denuncia. Luego, Caamaño relató al magistrado que el viernes 14 de junio se presentó en su despacho «una persona que comenzó un relato relacionado con los hechos que se estaban investigando del que resultó la muerte de la menor, y que involucraba directamente al padrastro de la misma, por lo que inmediatamente lo llevó a la fiscalía de la doctora Paula Asaro para que preste declaración». La funcionaria expresó que también le aportó a la fiscal Asaro la dirección de un edificio ubicado en la calle Ravignani al 2268, a una cuadra de la vivienda donde residía Ángeles, «y que no habría sido solicitada por parte de la policía una cámara que grabaría», dato surgido «a partir de lo expresado por un amigo» de Caamaño. Finalmente, la exfiscal declaró ante la justicia que no tenía más información sobre la causa, y recalcó que decidió presentarse ante el juez de instrucción tras escuchar por los medios de comunicación a la esposa de Mangeri. Por su parte, Miguel Ángel Pierri, abogado de Mangeri, señaló en un programa de tevé que Caamaño «sabía que le había pegado la Policía (a Mangeri) y que cuando el nombrado aparezca colgado en una celda, el crimen iba a quedar impune». Según Pierri, «Su señoría recibió un llamado cerca de las 20 horas de Cristina Liliana Caamaño Iglesias Pais. Invocando su carácter de secretaria de Cooperación con los Poderes Judiciales, Ministerios Públicos y Legislaturas le manifestó que estaba en desacuerdo con la imputación a Mangeri».
Caso Angeles: Funcionaria llamó al juez para pedir que reforzara la seguridad de Jorge Mangeri
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