Abre los ojos. No puede creer lo que ve en la pantalla. La emoción lo invade. Un correo electrónico, el destinario: la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Le piden que exponga su proyecto ante la Asamblea General del organismo, el próximo 18 de septiembre. Pasaron doce años desde que desarrolló el habitáculo como proyecto final de la carrera de Diseño Industrial. Su sueño o, al menos uno de ellos, está ahora cada vez más cerca de cumplirse.
Las imágenes se repiten. Nicolás García Mayor tenía 21 años cuando supo que el trabajo final de su carrera debía tener un fundamento. «No quería recibirme y ya, sino que quería dejarle algo a la sociedad», cuenta a LA NACION. Así, surgió la idea de un refugio móvil.
– Quiero hacer como proyecto final un habitáculo de emergencia para resguardar y atender a víctimas de desastres naturales- le dijo García a sus profesores de la Universidad Nacional de La Plata
– Estás loco. No te vas a recibir más- le contestaron.
Tras un año de trabajo, el proyecto estaba listo, y ya tenía nombre: Cmax Systen, en honor a su hermano menor Carlos Maximiliano. Fue premiado en numerosas oportunidades, pero nadie se ofrecía a financiarlo para que pudiese concretarse efectivamente.
Con el título en mano, García viajó a España por motivos laborales, aunque ese destino ya lo tenía previsto incluso antes de terminar la carrera. Aguantó sólo un año, a pesar de que le fue muy bien: «extrañaba a mi familia y a mis amigos», se sincera.
De vuelta en la Argentina, y con el correr del tiempo, García fue descartando la posibilidad de que su proyecto viese luz verde y más luego de rechazar, en el 2007, una oferta de los Estados Unidos para desarrollarlo en ese país. Según cuenta, su ideal era hacer algo en el país que lo vio nacer.
«Ya había bajado los brazos y pensaba incluso que el proyecto no servía», dice. Las inundaciones que ocurrieron en el país además le provocaban «un poco de impotencia», ya que sabía que algo más se podía hacer.
Un correo electrónico de la Cancillería argentina, en el que lo invitaban a mandar algún proyecto, cambiaría el rumbo. «Lo mandé casi sin esperanzas, por las dudas», cuenta. Al tiempo, quedó seleccionado. Después, vino el viaje a Washington el 22 de mayo al Forum de Ayuda Humanitaria. Su idea convenció, y él, se quebró de la emoción.
«Me largué a llorar. Después la gente de la embajada argentina me dijo que el llanto había estado bien, que los había impactado a los de la ONU. Pero me salió del alma, era algo muy fuerte lo que sentía. No soy actor», expresa.
La luz está punto ahora de cambiar de amarrillo a verde. «¿Nervios por tener que hablar ante representantes de 193 países? No, más bien emoción», dice.
El proyecto
El habitáculo tiene capacidad para albergar diez personas, se puede poner en cualquier superficie, y sobre todo, es fácil de armar.
«La gente que está bajo la lluvia sólo tiene que esperar que le traigan los módulos y abrir el packaging . Adentro de los habitáculos viajan frazadas y comida. Además, se pueden instalar en las zonas altas y aledañas a su casa», sostiene.
El Cmax System, cuenta García, está hecho con polipropileno, aluminio y tela de poliéster, y trae además un adicional de tres baños que se puede colocar cada tres módulos y un kit de supervivencia provisto con comida, agua, lápices y cuadernos..
Fuente > LaNacion.com.ar