El caso de un anciano estafado por una secta religiosa para quedarse con su casa puso nuevamente sobre el tapete una modalidad en creciente ascenso. Semino explicó que el caso «ocurrió en la provincia de Buenos Aires, y el abuelo victimizado estaba internado en un geriátrico sin registrar, como parte del ardid». «Lamentablemente se vienen detectando estos hechos, con grupos que abordan al adulto mayor, una vez que descubren que está solo, y llevan adelante una maniobra que comienza con una infame captación religiosa, donde juega fuerte la cercanía de la muerte», agregó. Esta semana se conoció también el horrible final de Américo Moreno, un anciano de 78 años de Villa Dominico, asesinado a golpes por un grupo que se ganó primero su confianza y posteriormente lo atacó brutalmente para quitarle su propiedad, por el hecho hay actualmente cuatro detenidos. En las últimas horas los vecinos y los dos hijos del hombre participaron de una marcha. «Estamos destrozados. Esperamos que haya justicia», dijo uno de los familiares, quienes viajaron desde Europa donde viven tras el hallazgo del cadáver del hombre. Alicia Angiono, titular de la organización Madres y Familiares de Víctimas (Mafavi), viene trabajando sobre la problemática de abuelos despojados de sus hogares por grupos mafiosos a partir del espeluznante caso de Clemente Mamani, un abuelo de Ituzaingó a quien secuestraron y mataron para apropiarse de su vivienda. «Es un horror. Hay muchos casos en todo el país con la misma modalidad. Por eso insistimos en proponer que las instituciones desarrollen programas especiales para proteger a los abuelos», dijo. «Al mismo tiempo, es necesario que la sociedad se involucre y no los deje solos», señaló Angiono, en referencia a que el caso de Mamani logró convertirse en una causa judicial por iniciativa de los propios vecinos, que alertaron sobre su ausencia. Sobre las características de los hechos Semino explicó que «en los casos con grupos pseudo religiosos, cabe destacar que es una máscara que toman, porque el objetivo son los bienes de la víctima, y hasta que logran esa meta, llevan a cabo distintas maniobras, que comienzan con la detección del abuelo solo y vulnerable, ganarse su confianza y luego convencerlo de firmar documentos, boletos de venta, para finalmente internarlo o en casos extremos quitarle la vida». «Los adultos mayores presentan un tipo de vulnerabilidad especial respecto a la edad avanzada y la cercanía con la muerte. Así, estas bandas operan en función de la muerte y la vida posterior. Hay casos con abuelos que en toda su vida no prestaron demasiada atención a las cuestiones religiosas, pero resultan captados por estas bandas. Esta problemática se registra porque hay una mirada distinta de la modernidad en torno al abuelo, se desvalorizó su rol, entonces la consecuencia es el avance delictivo sobre ellos», concluyó.
Alerta por sectas que usurpan y alquilan casas de jubilados
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