El té, una simple copa de vino, el zumo de manzana y los populares rabillos de pasa pueden, según prueban diferentes estudios, estimular nuestra memoria. Incluso los refrescos se han revelado recientemente como aliados de la buena memoria.
Según afirma Leigh Riby, de la Universidad de Glasgow Caledonian, en Escocia, consumir una o dos latas de bebida carbonatada puede mejorar la capacidad de retener información hasta un 20 por ciento. La clave, asegura, está en su contenido en glucosa. «Yo animo a todos mis estudiantes a que consuman una bebida energética antes de las clases, porque les ayuda a aprender más», confiesa Riby.
Y es que según un estudio realizado en la Universidad de Barcelona con más de 70 sujetos,
la ingesta combinada de glucosa y cafeína conjuntamente puede beneficiar a la atención de los sujetos, la memoria verbal y el aprendizaje.
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