La escasez del trigo, consecuencia de la peor campaña de los últimos 60 años, que hizo que los precios del cereal subieran 30% en junio y que los de la harina se duplicaran en el último mes, impactaron de lleno en los precios al consumidor de los panificados y derivados farináceos.
El alza en el precio del pan, que llegó hasta $ 20 el kilo, fue solo la punta del iceberg, y generó situaciones inéditas, como que en varios barrios de la Capital Federal y del conurbano bonaerense la docena de facturas cueste más que el kilo de asado.
En varias panaderías, la docena de facturas se ubica en $ 50, mientras en otras sobre todo de barrios más alejados o en el conurbano, se consigue en torno a $ 38. El kilo de asado de tira, en tanto, se consigue por $ 47 en carnicerías barriales, mientras en las cadenas de supermercados se ofrece a $ 34 para la categoría novillito.
Ambos productos son insustituibles en la mesa de los argentinos. Es más, en la confección del IPC, el subrubro Carnes tienen una ponderación de tiene una ponderación del 10% del total, y el subrubro Productos de Panificación, Cereales y Pastas representa el 7,14% en la confección del IPC.
Los distintos andariveles que recorren el trigo y la carne por estos meses son consecuencia de la misma política oficial hacia el sector agropecuario: intervención del mercado, fuertes trabas a las exportaciones y congelamiento de precios que recibe al productor durante varios años.
En el caso del trigo, esa situación con valores a los productores congelados durante 6 años derivó en que la campaña pasada fuera la de menor siembra en más de una década, con escasa tecnología, lo que derivó en una cosecha escasísima (en torno a 9 millones de toneladas), lo que dio origen a las fuertes subas en los valores del trigo (500% desde el arranque del año hasta su máximo en junio), de la harina (300% desde comienzo del año).
Las mediciones de inflación que realizan distintas consultoras privadas pusieron el foco en el trigo y su impacto en la canasta alimentaria. El relevamiento que realiza, en algunas cadenas de supermercados de distintos barrios porteños, el ex diputado Héctor Polino detectó en junio un alza de casi 22% para la harina común y para el pan de 6,62% y en el paquete de fideos de casi 2%.
Es un camino similar al que recorrieron los precios de la carne en 2010, cuando después de tres años del valor de la hacienda en pie que no se movía de $ 3 el kilo vivo, la escasez de ganado vacuno triplicó los precios al productor (que comenzó a reinvertir en su producción) y también hizo que el consumidor comenzara a pagar más de cuatro veces más por la carne al mostrador.
Justamente, el sector ganadero está en alerta. Después de dos años de recomposición de stocks, comenzó a incrementarse el envío de hembras a faena. Ganaderos y frigoríficos alertan que la situación derivará en faltantes en el mediano plazo. Eso porque la imposibilidad de exportar, sumada a una alta oferta de animales (que se multiplica por estos días por la necesidad de sacar ganado de las islas del Paraná por la crecida histórica de los ríos), hace que el productor reciba los mismos $ 9 por kilo de novillo que le pagaban por animal hasta tres años.
Fuente > elcronista.com